El juego de hoy

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Algunos creen que estoy loca, porque mi manera de pensar y ver el mundo es distinta a la suya.

Siempre me he preguntado ¿Por qué hay bien y mal? ¿Quién decide que está bien y qué está mal? ¿Qué es el mal? ¿Eso de verdad importa?

Yo creo que la vida es como un juego. En el que cuando mueres, simplemente termina tu turno. Y pues claro, a nadie le gusta perder en los juegos, más es in evitable. Solo hay un ganador. O al menos, esa es la versión del juego que hemos aprendido. Pero los que creen en el juego son idiotas. Son idiotas los que creen que tienen la posibilidad de ganar. Son idiotas los que creen que perderán. Son idiotas porque no se dan cuenta de que este juego, simplemente es una farsa. No hay un ganador. Mas sí hay perdedor ¿cómo es eso? Simple. No habrá jamás, alguien que gane el juego porque al final todos lo pierden todo. Al morir, al terminar tu turno en el juego, todo lo que habías acumulado se perderá. Todas tus fichas, serán basura. No te servirán de nada. Al terminar tu turno, no importa cuánto acumulaste, cuánto dinero ganaste, cuántos pechos tocaste, cómo te veías... Nada de eso importará, pues nada de eso te lo quedarás. Al final no importa si te dicen que ganaste o que perdiste... lo importante será la experiencia que hayas adquirido del juego, cuantos corazones tocaste, cuantos tocaron el tuyo, cuanto cuidaste de los demás, y cuanto lastimaste a los demás también.

No importará la calificación que hayas ganado en primaria, ni si llegaste en primer lugar en una carrera... solo importará lo que hayas aprendido en la experiencia ¿Qué sientes al ganar? ¿qué sientes al perder? ¿por qué te importa? ¿qué lugar le das al resultado que otros te dan, o que aparentas merecer?

Entonces, como decía... no hay un ganador, pues al final todos seremos expulsados del juego. Mas sí habrá perdedores. Los perdedores serán los que no aprovecharon su tiempo. Los que acumularon y acumularon fichas, pero no experiencias reales. Los que lastimaron los corazones de otros jugadores, porque al lastimar a otros, se lastimaron más a ellos mismos; los que se olvidaron de lo realmente importante... Los perdedores serán aquellos que no aprendieron más que a ocultarse y temerle a lo inevitable. Serán los que, al recibir esa medalla de oro, solo voltearon a ver a los que quedaron por debajo de él. Perdedor será el que, al perder la carrera, haya perdido la confianza también; la motivación, la fuerza para seguir y hacerse cada día mejor. Perdedor será el que se crea el cuanto de otros, y no confíe en su propia historia.

Cono se puede ver, es fácil perder. Es como el orden en la habitación. Es muy fácil sacar todo y dejarlo tirado por el cuarto, dejar las ventanas cerradas y la cama desarreglada. Y la hora de arreglar todo ese desorden, es el más complicado de todos. Abrir las ventanas para que la habitación "respire", cambiar las sábanas, lavarlas y volver a arreglar la cama. Recoger todo del suelo. Lavar esos calzones del mes pasado... y es justamente así, como pasa en el juego...o al menos, es algo parecido; pues el ganador será ese que se atreva a abrir las ventanas de su interior, y dejar salir todo el polvo, y remplazarlo por aire fresco de la mañana. El ganador será el que tenga el coraje de sacar lo viejo, y dejar espacio para lo nuevo. El que se atreva a nuevas experiencias. El que sepa elegir entre lo que sí quiere y lo que no. El que sepa, el que piense por sí mismo, el que se atreva, el que se pregunte, el que busque... el que busque en su propia sabiduría. Porque todos tenemos una.

Lo que vemos, lo que oímos, lo que nos dicen... se filtra en nuestro cerebro inconsciente, y muchas veces, esa será la sabiduría que salga a flote cuando menos lo esperemos. Pero... incluso si lo que se filtra en tu mente son imágenes de guerra, dolor, sufrimiento... o si es puro amor, arcoíris, ponis... la verdadera sabiduría se tiene, en lo más profundo, en donde no lo esperamos. La puerta que no podemos abrir. Bueno, en realidad sí la podemos abrir, eso es obvio, porque está en tu propia mente... pero ese es exactamente el problema. La mente nos tiene preparadas las más terroríficas, ambiciosas y sofisticadas trampas, pruebas... como sea que les quieras llamar. Para abrir esas puertas se necesita de confianza en uno mismo, confianza en la vida, en que las cosas son por algo. Fuerza de voluntad, poder, humildad, concentración... son muchas cosas que... son muy difíciles que tener.

MetamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora