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A mi amiga no le gustaba ese niño, no entendía como era eso posible si él era el amor personificado, le comenté eso a él y me dijo, con sus ojos opacos y cara entristecida, que ya lo sabía. Yo no quería que él estuviese mal e intenté animarlo con malos chistes y cosas graciosas que me habían pasado a lo largo de la infancia. Creo que funcionó aunque sea un poco, lo que más me había gustado era que había entrado en confianza conmigo, mucha más de la que me tenía.

"ÉL"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora