Ayer soñé contigo

32 2 0
                                    

Puede que sea extraño decirlo, quizás pienses que no puedo superar aquella etapa de mi vida, tal vez tengas razón. Pero aun así, teniendo en mente que quizás leas esto o quizás solo al ver mi nombre ignores todo esto, espero no sea así, ya que aun así, debo decirte que ayer soñé contigo.
No te preocupes, no fue algún sueño pervertido o algo similar, pero tampoco fue un sueño de fantasías, ya sabes, de esos que tienen fragmentos de lo que he visto en el día o la semana. Era un sueño normal, era tan normal que incluso parecía real. Y así lo creí.


Antes de eso te diré algo que tenía ocultado, lo tenía tan oculto que me pregunto a mí mismo si lo digo porque quiero o quizás por el efecto secundario de mis malas noches, pero no lo sé.
Siempre imaginaba que algún día por simple casualidad nos volveríamos a ver, yo solo te invitaría un trago o una charla entre amigos, sentados en el parque al igual que cuando estábamos en bachillerato, tú me contarás que ya tienes hijos, quizás dos o quizás solo uno, me dirías que estás casada y que al fin encontraste a la persona que siempre creíste que no existía, me dirías que tienes un buen trabajo, que tienes una buena vida y que eres feliz. Entonces me preguntarías que había hecho yo en todo este tiempo. Y yo te mentiría.
Te diría que al fin publiqué aquél libro que te mencioné de joven, que encontré la forma en que mi música fuera escuchada, que le agrada a algunas personas y que al fin era feliz haciendo lo que me gusta, pero no te diría que con suerte libro el año, que no puedo dormir pensando en qué pudo ser si hubiera elegido otra cosa, que me pregunto día a día si lo que hago es lo correcto, no te diría nada de eso y lo ocultaría para mí. Y entonces ambos nos diríamos adiós, pero esta vez para siempre y mientras te marchas voltearías a verme, dándome una última sonrisa y yo podría ver que no eres feliz del todo, que algo te falta y no sabes qué es, pero no diría nada y solo te vería partir.


Aunque eso es lo que yo creía que pasaría, lo que mi mente me daba de consuelo. Pero quizás incluso mi mente se engañaba a sí misma y al borde de romperme me mostró lo que en verdad quería.
Recuerdo a la perfección aquel sueño, pero no recuerdo bien qué es lo que me llevó a aquel lugar.
Yo estaba en el parque del barrio, aquel que está a dos cuadras de mi casa, estaba sentado en aquella banca en la que nos sentábamos de niños, no hacía nada, solo miraba cómo el sol se ocultaba tras el bosque y al mismo tiempo se encendían las luces del parque, caminé de regreso a casa y antes de salir, te vi. Estabas llorando, no te movías, solo estabas parada, no sabía qué hacer y lo único que se me ocurrió hacer fue decir lo más tonto posible.


— ¿Te encuentras bien?— pregunté nervioso, pero no sabía si era por tu respuesta o por la razón que llorabas o quizás por volverte a ver.

—Ahora lo estaré— respondiste en voz baja, casi como un susurro.

Ambos caminamos a nuestra banca y espere a que te calmaras, no pregunté por qué llorabas ni nada de eso, solo me quedé contigo, esperando a que te desahogaras. Cuando terminaste te pregunté si tenías donde quedarte a lo que me respondiste que no, te invité a quedarte en mi casa y tú accediste. Por alguna razón ya tenías tus cosas así que no había problema en cuanto a ropa y detalles menores. Te di una habitación que estaba libre para que te quedaras, y te dije que por mi podrías quedarte para siempre.
El tiempo pasaba y poco a poco volvías a sonreír y aquella sonrisa que de joven me había enamorado ahora me volvía a enamorar y me ayudaba a seguir, mi casa tenía al fin ese toque de calidez y felicidad que le faltaba. Hasta que finalmente dimos un paso que quizás teníamos de haber dado hace años. Comenzamos a salir y todo marchaba bien, aunque claro, había quienes se oponían pero no les dábamos importancia, todo mejoraba día tras día y parecía incluso demasiado perfecto. Entonces, después de casi dos años de vivir juntos decidí dar el gran paso, y cuando me respondiste con un sí. Fue cuando desperté.

Inmediatamente creí que era una mala broma y que este es el sueño, aún quiero creerlo aunque sé que no es así.
Regresé a mi vida llena de problemas y entonces descubrí que quizás, si en aquella época hubiera tenido el valor necesario, todo sería distinto, pero ahora tú eres feliz y yo solo busco un final, admito que en este punto me he rendido, que no puedo seguir así.
Así que he venido a aquel parque, como si ilusamente creyera que así el sueño se pude hacer real cuando se bien que no es así, o quizás una parte de mi aún no se da por vencido y busca cualquier excusa para seguir.
Aunque mientras yo escribía esto esperando que quizás cuando yo ya no esté, tú lo leas, me quedé solo en el parque y la luna comienza a verse en el cielo, aunque por la avenida, justo en la entrada del parque hay una chica muy parecida a ti, estoy muy lejos como para asegurarlo, pero es parecida a ti y parece estar limpiándose las lágrimas, una parte de mi me dice que debería hablarle, otra parte me dice que es una tontería. Pero si esta será mi última noche, no veo por qué no cometer un último error, o quizás esta sea mi última decisión arriesgada.
Al final he terminado acercándome y casi puedo asegurar que eres tú, al estar detrás de ti mi mente ya sabe bien que decir.

— ¿Te encuentras bien?— dije al igual que en el sueño.

—No—dijo entre sollozos una voz que se me hacía familiar —. Pero ahora lo estaré.    

Relatos de un insomneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora