Voyagers (Viajeros I)

Capítulo 3: Familias

Salí y allí estaba mi madre esperándome.

- ¿Qué tal? - me preguntó, sonriéndome. - Sé que no puedes decirme nada hasta el día del Primer Viaje, pero al menos dime si te ha parecido bien la elección.

Resoplé.

- No sé, mamá. Me ha parecido muy raro...

- ¿Quién te ha ayudado en la elección? -preguntó.

- Themius.

- ¡Vaya, el mismo Anciano que...! - empezó a decir.

- Sí, me lo ha dicho él mismo. Me dijo que también te ayudó a tí en tu Primer Viaje.

- Bueno, entonces ¿por qué esa cara? Themius es un hombre muy sabio y generoso. Seguramente habrá seleccionado un buen viaje para tí.

- Sí...más o menos - titubeé.

- ¿Cómo que más o menos? Es una pregunta sencilla, Lara -dijo muy seria.

- Te lo explicaré cuando lleguemos a casa.

- De acuerdo, cariño.

Al llegar a casa, vimos a mi padre en el jardín, haciendo unas flexiones. Como siempre decía: "Un Centinel debe mantenerse siempre en forma. Nunca sabes cuándo te llamará el deber." Aunque ya no era tan requerido como antes, mi padre seguía a rajatabla todas las directrices del Gobierno.

Nos sonrió abiertamente y le dio un beso a mi madre.

- ¡Lara, hija! ¿Qué tal tu encuentro con Los Ancianos? -preguntó.

- No ha querido explicármelo hasta estar en casa.

- ¡Qué misterio! Hoy hablé con Jem. Al parecer está muy ilusionado con su Primer Viaje. Y si Jem está ilusionado...seguro que ha tenido que ser porque su viaje está relacionado con la historia. Ya sabes lo que le gusta a ese chico la Historia... - mi padre captó mi mirada preocupada y se calló. - Entraremos y nos lo contarás, ¿vale, tesoro?

Asentí y entramos en la casa.

Por fin estaba en casa. Nada podía hacerme sentir tan segura como aquellas cuatro paredes, llenas de dibujos, fotografías y recuerdos.

Era una casa de dos plantas, con una buhardilla en el tejado, donde solía subirme a leer libros o simplemente a mirar el cielo. Abajo teníamos la cocina, la biblioteca y un salón donde a mis padres les gustaba recibir a sus amigos o simplemente reunirnos y jugar o hablar.

En la planta superior estaban las habitaciones y el aseo. Mi habitación era mi refugio, mi santuario. Tenía libros y dibujos que solía hacer desperdigados por toda la habitación. En otras familias, los padres eran tan severos que no dejaban que sus hijos dibujaran o desordenaran las habitaciones.

En mi casa no era así. Mamá y papá me dejaban pintar, escribir, leer libros de filosofía, de ciencia...que a una niña le parecerían densos. Mi madre decía que si tenía ganas de leerlo, ¿por qué no iba a poder?

Si había alguien en el mundo que me entendiera...ese alguien era mi familia.

Nos sentamos en el sofá del salón, mis padres frente a mí. Estaban callados, esperando que yo decidiera hablar.

- Bueno, el Anciano que me ha sido asignado es Themius.

- Eso es bueno, Lara, Themius es... -empezó mi padre, pero se silenció con una mirada de mi madre. Ella me invitaba a continuar.

- Ya lo sabe, cariño. Se lo he dicho yo. Lo que queremos saber es cómo se sintió y si realmente está satisfecha con la elección.

- Bueno...no es un mal destino, no quiero decir eso. Lo que pasa es que...siento que es...demasiado poco.

- ¿Demasiado poco? - preguntaron a la vez mis padres.

- Sí, no creía que mi Primer Viaje fuera a ser tan simple, la verdad.

- Cariño, ningún viaje es simple. Puede parecértelo al principio, pero descubrirás que es justamente lo que necesitabas en ese momento. Las Salas de la Mente no suelen equivocarse, cielo. Se llaman así por un motivo. Exploran lo más recóndito de tí y ayudan al Anciano a elegir en consecuencia. -Me explicó mi madre.

- Sí, Themius me lo explicó. Pero lo que no me convence es su reacción, la reacción de Themius.

- ¿Cómo reaccionó? - preguntó mi madre.

Noté que se había puesto más tensa y que esperaba con ansiedad mi respuesta.

- Lanzó una exclamación y me dijo que hacía mucho que no veía nada igual. ¿Tan raro era lo que vio? Pero el destino elegido fue muy simple en comparación con lo que dijo.

Mis padres se mirararon. Tal vez fugazmente, pero vi preocupación en sus ojos.

Mi padre me sonrió.

- No sería para tanto, cariño. Los Ancianos a veces se emocionan demasiado en las Salas de la Mente. Seguramente hacía tiempo que no participaba en una elección y se emocionó. Themius no suele participar en elecciones... -dijo mirando a mi madre.

- Cierto -dijo mi madre. -La última vez que participó en una fue...en la mía.

- ¿Tanto tiempo hacía que no participaba? -pregunté extrañada. Pues sí que hacía tiempo que Themius no se mezclaba en asuntos Voyagers. ¿Por qué lo habría hecho esta vez?

- Bueno, cariño -dijo mi madre levantándose del sofá. - No creo que debas preocuparte. Como dice tu padre, Themius estará desentrenado después de tanto tiempo y se sorprende con cualquier cosa. Vas a tener un maravilloso Primer Viaje y volverás y nos contarás todo lo que aprendas - me dijo acariciándome el pelo.

- De eso estamos segurísimos, Lara - me sonrió mi padre.

- Voy a preparar la cena. ¡Subid a lavaros esas sucias manos o no comeréis! - dijo mi madre, sonriendo.

La cena discurrió con tranquilidad y normalidad. Le pregunté a mis padres si podía quedarme leyendo un rato en mi cuarto y ellos me dieron permiso.

Pasado un rato, tenía sed y bajé la escalera para buscar un poco de agua, pero me detuve al oír sus voces, muy apagadas. Me aproximé un poco más y escuché tras la pared del salón. Estaban hablando de mí.

- ¿Y si le pasa lo mismo que a mí, Tom? - decía mi madre. - Themius no le habría dicho eso si hubiera sido una elección común.

- Lo sé. Pero Themius sabrá guardar el secreto. No te preocupes. Lo que más me inquieta es que ella no cuenta con un Centinel que la proteja, como contabas tú - le dijo mi padre.

- Sí, eso es lo peor. Todo está siendo demasiado vigilado ahora y Lara está sola.

- Jem quizá le acompañe. No sabemos si ha sido seleccionado para el mismo destino...

- Eso espero, pero Jem es tan distinto a Lara...Seguramente su destino sea distinto y mi niña viaje sola... -dijo mi madre, sollozando.

- No te angusties, Sonja. Encontraremos una solución. Si quieres, puedo hablar con Themius... - dijo mi padre.

- No. Iré a hablar con Themius yo. Debo ser yo. -dijo mi madre, rotundamente.

No debería haber escuchado esta conversación, pero esto me intrigó aún más. ¿Qué le pasaba a mi elección? ¿Qué le pasó a mi madre para que fuese tan malo?