❝Quiero saber si de verdad me quieres, ¿no merezco saberlo?❞
Donde JungKook no sabe controlar sus sentimientos y Jin siempre se lo recuerda con un "te lo dije".
➽ Fanfic completo.
➽ Historia original.
➽ Colaboración con: @Keohima
Kim Seokjin se encaminaba a pasos no tan decididos hacia la puerta principal del Jungkook con intención de irse; aunque no quisiera dejar la morada del menor. Jungkook, en cambio, estaba casi abrazando el brazo de Kim, intentando convencerlo en que no se vaya. Sí, era verdad que su resaca había pasado un poco, pero sólo un poco.
El azabache no dejaría que salga en ese estado a la calle. Mucho menos que tome el transporte público así.
— ¡Hyung!—gritó con un intento fallido de regañarlo — ¡Debes esperar a mejorarte!— su voz sonaba preocupada. Más allá del querer cuidar de su hyung, había otra intención. Él quería pasar tiempo con Seokjin. No había estado tan cerca de él desde hace poco más de un mes, y ahora que se encontraba junto a él sería muy difícil apartarlo de su lado.
Ambos comenzaron una pequeña "batalla" de miradas. Algo infantil, pero necesario en este caso. La vista de los marrones ojos del mayor era hermosa para Kook. La calidez y dulzura que transmitían era algo que rápidamente se apoderó de las emociones del menor. A tan sólo pocos segundos de haber iniciado aquella "batalla", Jungkook ya se encontraba con la cara ardiendo y su vista apartada de la cara del mayor.
No era su culpa que los ojos de Jin sean hermosos.
Jin se terminó yendo, fruto de la inevitable vergüenza de Jungkook. De mala gana buscó la llave de la puerta principal en un tablón de madera pegado a la pared, situado al lado de la dichosa puerta. Al encontrar aquella llave de paletas de un color dorado prosiguió a abrir la puerta con ayuda de ésta.
— Ve— dijo con frustración. Quería seguir cuidando de él. Antes de que pudiera reaccionar sintió cómo los gruesos y dulces labios de Seokjin se unían con los suyos brevemente. Y se fue.
Había sólo un Jungkook con mejillas coloradas, mientras veía a el chico que lo tenía bajo su hechizo bajando las escaleras de aquel departamento.
Ahora sólo quería volver a besarlo una y otra vez.
