Parte I.

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Harry despertó como todas las mañanas, el sol se filtraba entre las cortinas de seda y el frío de la habitación parecía contradecirlo. El castaño tanteo el lado derecho de su cama en busca del calido cuerpo de su esposo, en cambio un lugar frío y vacio, como si el ojiazul fuese abandonado la cama hace horas. Harry elevo su vista hacia el reloj electrónico que adornaba la pared frontal y marca las nueve con cincuenta y cinco minutos de la mañana, decidió alejar esa flojera involuntaria matutina levantándose de la cama y colándose sus boxers a cuadros junto a una pantaloneta gris y una franela negra con un símbolo de alguna banda de rock al frente. El ojiverde camino con cierta torpeza al baño fijando su atención en el aparato electrónico que tenía en sus manos, abrió la puerta como de costumbre y aun con la vista fija en su celular camino hacia el lavado izquierdo del baño, al colocar el  aparato sobre la repisa de este noto como la pequeña compuerta del estante del lado de Louis estaba abierta y toda desordenada, no le dio mucha importancia así que cepillo sus dientes lentamente, al terminar, aun mojado, camino un largo espacio hasta donde estaban unas pequeñas toallas color blancas para secar su rostro, al estar allí se secó pero algo lo hizo detenerse, era el reflejo del espejo a sus espaldas, su corazón dejo de bombear sangre y su cuerpo se petrifico y palideció por completo, todo en ese mismo segundo, pero sin esperar mucho tiempo salió de su letargo y corrió hasta el cuerpo de Louis.

El cuerpo del ojiazul estaba en el frío suelo cubierto por cerámicas, el castaño de rizos noto el frío que emanaba el cuerpo de su esposo, sin respiración, sin latidos de su corazón, llego a la conclusión de que estaba muerto. Pero no sabía si era una pesadilla o no. A su alrededor miles de pastillas tiradas al igual que envases y tabletas de aluminio de las mismas junto a una gran botella de agua que estaba vacía, el celular de Louis con una foto de Harry y Darcy adornando la pantalla junto con una caja de cigarrillos a medio fumar y un encendedor rojo sangre. Harry cerro sus ojos con fuerzas apretándolos tratando de despertar, al abrirlos nuevamente vio que todo estaba igual, lo volvió a intentar cuatro veces seguidas y no funcionaba, se rindió. El ojiverde tomo la cabeza del castaño más bajo entre sus manos y la posiciono sobre sus piernas, se sentó en el suelo con su espalda  contra la pared y suspiro fuertemente notando que no era una pesadilla, era real, Louis se había suicidado.

Al cabo de veinte minutos  Harry seguía en la misma posición,  acariciando el cabello de Louis que con cada toque se volvía más frío. No se inmuto por nada, seguía su labor sin cesar pensando calladamente cual fue la razón que llevo a Louis a cometer tal acto de locura. Lloro, cada lágrima equivalía  un recuerdo, a cada acto de valentía juntos, cada momento inolvidable, a cada beso,  cada abrazo,  cada concierto, a cada fotografía, cada segundo que tuvieron la dicha de compartir. El cuerpo sin vida del ojiazul favorito de Harry le hacía sentir como si una pinza apretujara la boca de su estómago mas fuerte cada segundo.  Los minutos seguían corriendo y el seguía allí, se negaba a separarse de una de las personas que lo mantenía con vida cada día, pero debía actuar como persona razonable, tomo su propio celular y con grandes temblores recorriendo su cuerpo llamo a una ambulancia para explicarle lo sucedido, quienes en menos de 15 minutos se encontraban revisando el cuerpo inerte de Louis.

Harry ya no era un ser razonable y pensante, la ira, la angustia, la tristeza, la frustración y miles de emociones invadían su cuerpo provocando un remolino de emociones que aprisionaba su pecho, sus manos sudaban y parecía que su cuerpo se iba a desvanecer en cualquier instante a causa de un desmayo. Ver a tres enfermeros y un doctor junto a  una camilla rodante aun lado de su cama examinando al cadáver de su esposo lo hacía ver más real, no era una maldita pesadilla, era más real que nunca.

 Pero nadie lo preparo para lo siguiente, la entrada de su pequeño angelito, de la luz de su vida, de su esperanza: a  su hija, quien miraba extrañada toda la situación y corrió a refugiarse en los brazos de su papa Harry, quien se encontraba sentado en un sofá color beige que daba vista  detallada de la labor que desempeñaba el doctor  en ese instante.

Angel Boo - One Shoot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora