Introducción

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"Lo siento, no tenemos ninguna reserva a nombre de Louis Tomlinson." Un hombre escuálido había dicho repasando sus ojos oscuros sobre la pantalla de la computadora.

Louis se había acomodado las gafas nervioso. "Debe haber algún error, señor. Yo ordené la habitación la semana pasada desde Dublín."

"¿Está seguro?"

"Por supuesto." Louis había dicho bastante cansado, con sus valijas en los hombros y un corte bajo su ojo derecho por no haber visto esa maldita rama. "¿No está registrada?"

"Lamento que no, es muy extraño."

"¿Y no puedo sólo ordenar una habitación ahora o algo?"

"Trabajamos únicamente con reservas."

"¡Yo hice una!" La paciencia había comenzado a fugarse de su voz, causando que la expresión del recepcionista cambie.

"Le voy a pedir que se retire, por favor."

Eso fue lo último que Louis le escuchó decir antes de que los guardias de seguridad se lo llevaran por supuestos disturbios. Él solamente puede o no haber tirado varias carpetas del escritorio y enseñarle el dedo del medio, pero no pueden culparlo, honestamente. Había viajado incómodo en un asiento andrajoso de tren desde Dublín, y él sólo necesita una buena y larga ducha. Pero, debido a su mal temperamento, se encuentra sentado en la dura banqueta de un parque floral con sus valijas junto a sus vans y su ropa aún más sucia.

No consta con el dinero para pagar alguna habitación de hotel decente, por lo que intenta alguna alternativa antes de caminar hacia los exteriores de la ciudad y rentar en algún motel de mala muerte.

Busca en su celular el número de alguno de sus viejos amigos de la Universidad que puedan estar viviendo en Londres, pero todos son lo suficiente inteligentes como para inventar una buena excusa o no contestar. Louis fue el primero en romper los lazos, de todos modos.

A punto de encender un cigarrillo lo ve y necesita prestarle medio minuto de atención para que la idea brille en su mente como un foco de luz. Camina hacia él con la rapidez que el arrastre de sus valijas añejas se lo permiten, una vez que llega se permite suspirar antes de sentarse a su lado en la banqueta.

"Hola." Simplemente dice, como si fuera un conocido de toda la vida.

Sus orbes verdes lo notan por primera vez, todo su rostro elevándose en consecuencia, y Louis se acobarda al instante. Las cejas pronunciadas del chico se arrugan pero la amabilidad no se escapa de su voz. "¿Puedo ayudarte en algo?"

"Em, supongo." Louis le responde humedeciendo sus labios con la punta de su lengua. "¿Eres maestro?"

"¿Mi guardapolvo amarillo me delata?" El chico, que puede reconocer como Harry debido a su distintivo de letras coloridas y dibujitos de mariposas, le sonríe y el hoyuelo de su mejilla lo está descolocando un poco. Louis ríe despacito y se encoge de hombros. "Sí, soy maestro de jardín de infantes ¿eres un detective o algo así?"

"De hecho, soy un desempleado sin hogar."

"¿Eh?" La confusión se pinta en la cara pálida del maestro. Es muy lindo, Louis no es ciego, con su cara de porcelana fría y sus rizos chocolates tan largos que sobrepasan sus clavículas por encima de la ropa.

"Mi nombre es Louis Tomlinson y el incompetente recepcionista del hotel donde iba a quedarme no guardó mi reserva." Louis suelta sin tomar aire ni titubear, sólo acomodando sus gafas. "Por lo visto, tú necesitas un compañero de piso."

"¿Cómo es posible que sepas eso?" Harry se aleja un mínimo centímetro de Louis, la tibieza de su pierna despegándose de la de Louis. Y no era consciente de que estaba allí hasta que no está más.

Traveling among your heartbeats [ls]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora