Traveling among your heartbeats [ls]

Capítulo uno

Harry es más amable de lo que Louis había imaginado. Caminan juntos alrededor de cinco cuadras donde lo único que se percibe en la gente es su inquietud, muchos cuerpos corriendo de aquí para allá con portafolios o celulares o tablets en sus manos, hablando todos al mismo tiempo y es demasiado asfixiante. En cambio, Harry es la persona más paciente en, probablemente, la ciudad entera. Le cede el paso a cada una de las personas que se les cruzan y sonríe ante los niños arrastrados por las manos de sus padres.

Hablan un poco sobre la división de pagos y un poco sobre ellos tomando turnos para ocupar la única cama en el departamento -a pesar de que es imposible que Louis acepte-, y dejando en evidencia lo pequeño que es. Harry se ve tan avergonzado, ignorando el hecho de que Louis ha dormido en las banquetas de unos parques anteriormente. El edificio se sitúa en una zona más alejada del turismo y la locura, una construcción de ladrillos rojizos al estilo neoyorquino. Por dentro es bastante deteriorado, no cuenta con ascensor pero sí con un portero risueño que les canturrea las buenas tardes.

Suben las escaleras con algo de cansancio recorriendo sus cuerpos hasta llegar al tercer piso, es un pasillo silencioso que cuenta con dos pares de puertas blancas enfrentadas. Harry saca su llavero en la puerta 28B, y Louis se muerde el labio ante el colgante de acoiris. "Así que... aquí es."

Louis ingresa primera y se quita las zapatillas deportivas al ver que Harry se deshace de sus botas marrones junto al tapete. El ambiente es algo arcaico, casi humilde, claramente no ha experimentado arreglos en los últimos años pero las macetas coloridas en algunas partes estratégicas y la infinidad de cuadros con fotos o pinturas abstractas colgados por doquier le da mucha vida. El living improvisado es un conjunto de mesita de café, el gran sofá negro y un televisor de caja sobre un estante usado. La sala queda a cinco pasos contando con una mesa redonda de madera y sillas acolchonadas. Hay una barra de bar y dos taburetes que separan todo lo anterior de la cocina que es, incluso, menos espaciosa.

"No es mucho, pero al menos podremos pagar la renta." Harry le dice despojándose también de su guardapolvo.

"Es hermoso, Harry. Honestamente haber encontrado un techo es como ganar la lotería." Louis camina hacia la pared con más cuadros en ella, hay muchas fotos de un Harry más joven y unas pocas de ahora con una mujer de expresión alegre y, debido a sus rasgos similares, deduce que es su madre y que tienen una buena relación. Pero no se permite sentirse ni un poquito melancólico al respecto, todo está como tiene que estar.

"Como tú prefieras." Harry continúa con su tono pesimista pero de igual manera se las arregla para conducirlo hacia el pasillo que da al baño y al dormitorio. "Puedes usar la mitad del armario para guardar tus cosas, y nos turnaremos para tomar la cama, no pienso volver a discutirlo."

Es el típico regaño de maestro joven, palabras que juegan a ser duras pero se endulzan con una sonrisa, y un cautivador hoyuelo. "No me atrevo a contradecirte compañero, no quiero que me envíes al rincón."

"¡Oh, eres un caso!" El pesado acento londinense inunda
la habitación y lo sigue una leve carcajada.

La cama es de tamaño matrimonial cubierta por un edredón rojo, y a sus lados hay dos mesitas de noche blancas. El closet es el mueble más grande de la casa, y un televisor más pequeño que el de la sala se encuentra dentro de una de sus repisas. Pero, la cosa favorita de Louis, absolutamente es la fotografía enmarcada de Lady Gaga en única mesita ocupada junto a un velador rosa.

"Te dejo para que te instales y uses el baño, iré a cocinar algo de ¿pollo? ¿tal vez carne asada?"

"Lo que sea está bien, en serio." Louis le sonríe antes de verlo desaparecer por la puerta con una expresión tan tonta en su cara.