Unexpected Encounter.

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Misteriosas muertes estaban ocurriendo en la ciudad de Mason, Iowa. Y él junto a Dean fueron a investigar. La verdad, estaba preocupado.

Mamá los había dejado, no sabía dónde estaba Cas y...

No. No tenía por qué temer.

Hacía un tiempo que no usaban los trajes de sacerdote y se sentía un poco avergonzado, pero sabía que podía aprovechar aquello.

Le preguntaron al padre del lugar sobre el suceso.

-¿Le dijo a los demás que estaba hablando en otra lengua?

-Sí, ella sonaba como en hebreo. –el padre hizo una imitación.

-Suena más como arameo que hebreo. –concluyó.

-Hmmm... –soltó Dean.

-¿Qué clase de sacerdotes son ustedes? –preguntó el padre, al ver que se disponían a irse.

-Del tipo antiguo. –dijo Dean, dándose la vuelta.

-Gracias.

Estaba a punto de irse cuando otro hombre los llamó, el Arzobispo del lugar.

-¿Puede alguno de ustedes quedarse en la iglesia por hoy?

-¿Por qué? ¿Qué sucede?

-Debido a esa muerte, las personas creen que esta iglesia está maldita y necesitamos hablar con el Vaticano para que nos ayude.

Dean había hecho una mueca.

-Yo me quedaré. –había dicho.

No aceptó reclamos de su hermano y se quedó allí.

Aprendiendo algunas cosas del lugar.

Definitivamente, las personas que creían en Dios y no sabían nada de los monstruos se veían con convicciones, fuertes, esperanzados, pero eran ignorantes.

Dios no pensaba en ellos.

Las personas tenían que moverse por sí mismos, ellos eran los responsables de sus acciones, de sus miedos, de sus sentimientos...

Movió la cabeza, de un lado al otro, tratando de no pensar en ello ahora.

Se encontraba en uno de los salones interiores, privados. Ya era de noche y todo estaba oscuro. En donde se encontraba ahora había luz eléctrica, pero en la parte más importante; en la capilla en donde se entraba a la iglesia, solo había velas encendidas. En un momento más tendría que ir allá, por si alguien entraba por cobijo.

Se preguntaba si este caso tendría que ver con demonios, alguna posesión o con brujas, una maldición.

Afuera, había mucho viento, que hacía crujir todo el lugar.

Tuvo un escalofrío.

Estaba poniéndose nervioso, no había nada que temer. Tenía que quedarse allí hasta mañana, no sucedería nada.

¿Quién se atrevería a venir a una iglesia dónde había muerto alguien, sangrando, misteriosamente?

Las personas estaban asustadas y no volverían, en un largo tiempo.

Pero algo le hacía sentir nervioso, como si algo estaría por ocurrir.

-Chuck... -dijo inconscientemente, en voz baja.

Algunos árboles crujieron y se escuchó el viento rugir a las afueras. Era extraño. Antes no estaba así... quizás... sí podían ser demonios.

Vio su celular y era cerca de medianoche, lo dejó en un mueble de allí, sin preocupación, y se fue a la capilla principal.

Entró.

Los vidríales de colores de la mañana ahora eran negros con extrañas figuras reflejadas en ellos, que se movían inesperadamente. El viento azotaba con fuerza las ramas de los árboles. Cada esquina, cada pared estaba decorada con una vela, encendida, incluyendo el lugar donde se hallaba una ilustración, de ¿Dios? Alrededor yacía una gran cantidad de velas en grandes y extensos candelabros negros. La gran puerta de madera resonaba pesadamente contra su pestillo de metal. Estaba cerrado, sí, pero si tocaban tenía que ir a ver y además, alguien podría entrar de otro sitio, aunque era poco probable.

Se dio la vuelta a la ilustración, ahora observándola de cerca.

Llegó al primer escalón y observó: era un hombre con un tipo de ropaje viejo, como una bata, cabello largo con una pose de superioridad.

Probablemente era Dios.

Suspiró.

No tenía que reírse de ello, ahora. Tenía que estar atento a cualquier movimiento y resolver el caso.

-...

Observó el alrededor y pareció que el viento disminuyó su intensidad. Eso le hizo sentir mejor. Luego se arrodilló, para rezar.

Incluso si Dios se había ido, podía rezar a alguien más. A Cas.

-En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu, Amén.

Y comenzó a pensar y a hablar en voz baja algunas cosas...

De repente, el viento rugió muy fuerte.

-Sammy...

Creyó oír una voz.

Se enderezó, mirando hacia atrás. Hacia todos lados.

No había nada.

-Debe ser mi imaginación. –pensó y volvió a agachar un poco la cabeza, cruzando sus manos.

Sin saberlo, alguien entró al lugar y se acercaba, con alegría hacia él.

-Necesito que estés aquí. –pensó, mientras tenía los ojos cerrados.

El viento apaciguo y es cuando oyó una voz, perfecta y claramente.

-¡Aquí estoy, Sammy!

Y antes que pudiera reaccionar, él se encontraba encima de su pecho. Apretando su quijada.

Era él.

Unexpected Encounter (Encuentro Inesperado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora