Capítulo 1

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El castillo estaba decorado para la ocasión, todo el mundo se encontraba lleno de júbilo, porque después de mucho tiempo, después de tanto sufrimiento, tanto dolor y lágrimas, tantas muertes y familias destrozadas, de tanta devastación y destrucción; al fin, ambos países podrían respirar un poco de la ansiada paz.  Las familias separadas por las líneas fronterizas se encontraban reunidas una vez más; las fiestas durarían por el resto del mes si es que era posible.

A pesar de que se decían que eran países democráticos, cierto era  que seguían siendo gobernados por una fuerza tan parecida a la realeza que a muchos les costaba diferenciar entre el anterior gobierno, hecho de reyes y reinas y el nuevo de soberanos "elegidos" por el pueblo, quienes realmente no saben de donde ganaron tanta fama.

Todos los edificios del estilo barroco se encontraban finamente adornados con flores blancas y rosas rojas colgando sutilmente de listones rojos entrelazados con blancos; era algo realmente lindo; en cada esquina, cada farol se encontraba adornado con un pequeño ramo de flores rojas con rosas y blancas; el templo era el más delicado en su decoración.  Todo para dar lugar al evento principal de ese día, la boda del hijo mayor del gobernante del país vecino, el país más poderoso militarmente hablando tomaría como esposa a la hija del actual presidente, nieto del último rey que rigió el lugar.

A pesar de que la hija menor del actual gobernante era una hija bastarda, una niña que había tenido en una relación insana con una mujer que se encontraba como refugiada de guerra; esa mujer, que cautivó con sus encantos al regente y lo enamoró a tal grado que le fue infiel a su esposa, la primera dama del lugar con quien ya tenía dos hijas preciosas.  La mujer no tardó en caer enferma, poco después de dar a luz a la niña, quien sin más parientes fue entregada a la única persona que sabían tenía como contacto en el lugar, el gobernante.  La niña fue rechazada por la primera dama y sus hijas quienes alegaban que al no ser de la familia no merecía misericordia y era más "humano" terminar con su sufrimiento dándole una muerte rápida.  Pero cómo darle fin a la vida de una inocente criatura, cómo terminar con algo de lo que estaba tan orgulloso de poder ver y tocar, la culminación del amor que le tuvo a su madre, esa pequeña cuyos ojos eran las joyas más hermosas que podía siquiera haber visto jamás.

Gracias a su padre, la niña pudo disfrutar de ciertos beneficios, como tener sus tres comidas, una cama confortable y una educación de calidad; sin embargo, a pesar del cariño tan inmenso que el amoroso padre puede entregarle, busca con desesperación la aceptación de su madrastra, encontrando solo malos tratos y una mirada indiferente; a pesar de todo esto, la niña tiene una infancia "normal" llegando a tener grandes amigos que estarían dispuestos a perder su vida por ella si fuera necesario.  Ella es, según los chicos que la conocen, la luz más brillante en el lugar donde la guerra a terminado con todo lo que era hermoso.  Es tan adorada tanto por nobles como por plebeyos, que siguen sin poder acercarse, a pesar de sus muchos esfuerzos, a su madrastra quien reniega por su comportamiento y se ofende cuando le halagan por la estupenda "hija" que tiene, ella enarca una ceja llena de indignación y responde de manera lo más cortante posible "Si pudiera elegir entre tener un trozo de mierda en la nariz y a ella como mi hija, prefiero tener la mierda de por vida".

A la niña las palabras de su madre le desconciertan, no sabe qué es lo que ha hecho mal y en realidad no importa, ahora que ha cumplido oficialmente los dieciséis años de edad y puede ser de utilidad en algo, lo hará, si solo de esa forma pudiera recibir una sonrisa de quien considera una madre solo porque es lo único que tiene representando el papel.

En el castillo, hogar de los gobernantes actuales se lleva a cabo una fiesta donde todo el mundo puede entrar; dentro puede apreciarse mucha comida para todos los invitados, algunas frutas picadas finamente en adornos de animales o rosas, una escultura de hielo en forma de un cisne con las alas abiertas luce con esplendor dentro un cuenco de ponche de frutas tan grande que podrían caber cuatro pequeños sin problema.

Sin escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora