Capítulo 7

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La recuperación de Inamori fue más tardada de lo esperado, quizás debido a su débil cuerpo, o quizás porque después de aquel atentado Vladimir ya no la dejó estar fuera mucho tiempo del castillo, vigilaba cada uno de sus movimientos y seguía cada uno de sus pasos, pero no era el único, Edmon también vigilaba sus movimientos por si algo extraño pasaba; tantas atenciones ponían un poco incomoda a Inamori, pero no podía decir nada al respecto, solo era cuestión de esperar a que todo el ajetreo cesara de una buena vez.

Por su parte la reina había convocado una junta con todos sus guardias, este asunto se había vuelto delicado, no solo habían atentado directamente con la vida de Inamori sino que pusieron la reputación de la corona en juego y colocaron en peligro la seguridad de que la que tanto alardean con sus vecinos: nadie es capaz de superar nuestra seguridad, la corona y sus súbditos están a salvo las 24 horas del día los 7 días de la semana.

Era inevitable castigar a las culpables directas por aquella osadía y la Reina Erika, sabía mejor que nadie como hacerlas pagar, todas las chicas estaban molestas pues no recibían más el subsidio que les habían estado pagando por desfogar a sus hijos y con la llegada de la nueva princesa todo eso ahora era innecesario, sus tres retoños no deseaban tener contacto físico con ninguna otra mujer que no fuera Inamori y era comprensible, era una chica sencilla con un alma de oro y un corazón tan puro como el más fino cristal.

- Pero su majestad ella solo es una extranjera. - decía uno intentando mantener la calma, tanto tiempo habían pasado para poder tener un poco de paz y ahora parecía imposible para el país estar en guerra nuevamente y por alguien que ni siquiera era originario de allí.

- ¿Y dejar que se burlen de lo que representamos?  Señores, somos una de las regiones más poderosas hablando militarmente y que una bola de estúpidos se infiltren de esa manera no es algo que toleraré. - la mirada de Erika era desafiante, el Rey se encontraba a un lado de ella, observando la pasión con la que defendía a una chiquilla que solo era el juego de Vladimir, si le dijera que solo se la trajo a como diera lugar para hacerla pagar por una humillación, ¿Qué pensaría su mujer?

El rey debía aceptar que sus hijos se han estado comportando diferente desde la llegada de esa chica bastarda, no comprendía que era lo que tenía de especial esa chica, además de su blanca piel, sus cabellos castaños brillantes y sus ojos tan atrayentes; fuera de eso, no le encontraba ninguna gracia; sus modales daban mucho que desear, siempre estaba hablando con la servidumbre como si ellos fueran algo importante, últimamente ha estado saliendo mucho del castillo acompañada de Edmon, cosa a la que no le presta demasiada atención.

Edmon y Brad, se encuentran frente a la caballeriza del más joven, Edmon se está despidiendo de sus amados corceles, pues una vez entregados a manos de su hermano no los volverá a ver, está seguro de que los venderá a un país vecino o peor aún, los matará por las exhaustivas jornadas de monta que les obligará a hacer.

- Por favor, Brad, no los vayas a matar.

- Yo puedo hacer lo que se me venga en gana, después de todo, ahora son míos. - la sonrisa satisfecha de Brad es lo único que necesita Edmon para saber que sus viejos caballos la pasaran realmente mal; pero si con eso podía ayudar a Inamori que importaba.

Inamori se encuentra sentada en la terraza, tejiendo una bufanda para Vladimir de un color azul marino, no tenía muchas cosas que hacer y las chicas a quienes había prometido enseñarles a tejer habían llegado sin demora, se había asombrado de saber la cantidad de mujeres que no sabían el fino arte de tejer la ropa para sus hijos, pues era algo básico en su país natal.

- Ahora hacemos un revés y dos hacía el frente. - muestra a las jóvenes y mujeres mayores la manera correcta de hacer un bordado que tuviera un diseño en el, parecía que solo sabían hacer lo básico y eso añadía un poco de aburrimiento al lugar, por lo que Inamori después de enseñarles lo básico a quienes no sabían se decidió por enseñarles a hacer diferentes diseños sobre la lana, cosa que estaba consiguiendo con grata sorpresa.

Sin escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora