Capítulo 3

2.4K 143 44
                                    

Inamori no puede quedarse de brazos cruzados, si lo hace, si cede ante ese hombre habrá fallado a su propia palabra, habrá fallado a sus convicciones y habrá roto la promesa que se hizo ella misma de no dejarse pisotear por nadie, pero la condición en la que se encontraba no dejaba nada bueno en su haber, no podía simplemente escapar pidiendo ayuda, eso era más que claro, tampoco podría sacárselo de encima como anteriormente lo había hecho con hombres menos agraciados físicamente que no sabían la conexión que tenía con el gobernador.

- No podemos hacerlo hoy... - dijo de pronto, ya sabía que a Vladimir le importaba poco los días de su menstruación eso había quedado más que claro con la vez anterior, pero siempre se podía hacer más cosas para lograr detener a alguien como Vladimir, que según ve, es mucho músculo pero poco cerebro y esperaba que realmente fuera así y no solo la apariencia que deja ver a los demás.

- ¿Y por qué no? - pregunta, sonriente y complacido, realmente es virgen, esa pequeña cavidad rosada era suya y podría disfrutarla en cualquier momento, así que podía jugar el pequeño juego que la pequeña inocentemente había comenzado, sería fabuloso verla suplicar cuando realmente quiera sexo, pero para eso debería esperar a regresar a su país, en ese lugar no podía hacer muchos movimientos porque constantemente se encontraba siendo observado por los guardias del regente actual.

- Pues... porque el festival lo hicieron para nosotros y... emm... sería una falta de respeto no estar presentes... si, eso.

- Querida pero si el festival termino hace horas, ¿Acaso no sabes que hora es? Son cerca de las 2 am, deberías descansar, ven te ayudo a desvestirte. - dicho esto deslizo sin dificultad el vestido azul por sobre su cabeza, dejando a Inamori nuevamente expuesta; estaba demasiado nerviosa, necesitaba realmente alejarse de ese hombre, pero no podía hacerlo, después de todo, era su marido.

- Deberíamos conocernos un poco más, esto es muy rápido ¿No crees? yo... necesito prepararme, no puedo... - Inamori se recorría por sobre las mantas de la enorme cama que compartían, alejándose lo más que podía de Vladimir, mientras que él sin poderse contener seguía su juego, persiguiendo a su pequeño ratón, acechando con esa sonrisa triunfante, el treatrito de la chica fuerte se caía a pedazos cuando se encontraba desnuda, ya sabía una forma de amenazarla, Inamori tenía bastante limitado sus movimientos debido principalmente a que se encontraba cubriendo sus pechos con la mano derecha, mientras que con la izquierda se apoyaba para alejarse de Vladimir.

Su camino se termino cuando su espalda chocó con la cabecera, al fijar nuevamente su vista al frente Vladimir ya se encontraba sumamente cerca, era una victoria segura, ahora no tenía escapatoria, jalo hacía su cuerpo la pierna de Inamori con fuerza, logrando con ello que ella cayera nuevamente recostada sobre las mantas; la ahora esposa deseaba saber cómo le había hecho Vladimir en los pocos segundo que había quitado su vista para estar en igualdad de condiciones con ella, no pudo hacer otra cosa que pasar saliva con fuerza.

- ¿Me tienes miedo? - pregunta con sorna, Inamori quiere replicar algo pero las palabras se ahogan en su boca, estar en esa posición, con Vladimir entre sus piernas, con su torso desnudo presionando levemente sobre su abdomen, y su rostro a menos de cinco centímetros de su rostro, no tenía muchas opciones y lo sabía.

La expresión de Inamori era tan obvia y precisamente por lo obvio de sus pensamientos parecía que lo tenía escrito en toda la cara, eso le pareció bastante gracioso, por lo que, yendo en contra de lo que él desea y de lo que su entrepierna necesita, deposita un beso en la frente de la chica, toma las manos para apartarla de sus pechos y tener acceso a ellos y los utiliza como almohada, esa sensación cálida, la respiración agitada y el corazón desenfrenado son una música excelente para el príncipe, que sin dudarlo dos veces besa los pechos de Inamori, al cabo de treinta agonizantes y perturbadores minutos para Inamori Vladimir ya se encuentra dormido.

Sin escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora