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Un marco de nubes negras abarca el cielo de la ciudad. La lluvia no parece querer dar tregua a los amantes nocturnos y, a cambio, les da molestias, con aires fríos que aumentan la fatiga de recorrer Seúl. Altos edificios que lucen como casas embrujadas, y torretas en azul y rojo dando un aviso a la ciudadanía de que no es una noche tranquila. Otro accidente, y la ambulancia sin sonido no da buenas esperanzas, mucho menos la camioneta de los forenses que se abre el paso directo a la escena malévola, inhumana a la que los grandes edificios han cubierto.

Un callejón, es el cliché recuerdo de que la delincuencia prefiere la oscuridad, las sombras. Un lugar sin luz que guarda muchos más secretos que un anciano. Y en el suelo, bajo una manta blanca que consta el deceso, un cuerpo sin la capacidad de explicar lo que le sucedió.

Al lugar marcado se encuentran las autoridades, aquellos agentes que deberían prevenir eso y no llegar hasta el final, cuando no se necesitan más que para levantar actas y dar orden para buscar a lo culpables. El comandante de la honorable policía de Seúl se abre camino entre las cintas amarillas, que si bien delimitan el acceso, también guardan celosamente un espacio para el descanso de la víctima. Choi TaeJoon ha aprendido muchas cosas a lo largo de su trabajo, y una de ellas era, el de no dejar que los peritos hicieran su trabajo antes. Su mano derecha, el forense KyungSoo, se abre paso en su encuentro también, destapando el rostro de la víctima para tener en cuenta a lo que se enfrentaban. El oficial KyungSoo que llevaba guantes de látex en las manos y un par de anteojos enormes, abre su boca listo para explicar el caso.

-Víctima sin reconocer, uno setenta y cinco de altura, blanco, cabello tintado de rubio y expansión de arete en el lóbulo izquierdo -informa KyungSoo-. La causa de la muerte es asfixia, alguien le metió un condón en la boca para ahogarlo hasta conseguirlo.

-¿Alguna herida superficial? -cuestiona TaeJoon, a quien rápido le contesta su subordinado.

-Hematomas en su estómago. Parece que le - patearon hasta tenerlo con accesibilidad a su boca.

-¿Signos de violación?

-Parece un ataque, venganza... No lo sabemos aún.

KyungSoo cubre de nuevo el cuerpo de la víctima y extiende una bolsa hermética a su jefe.

-El condón tenía eso.

-¿Una pelota? ¿No es parecida a la que usan para el pin pon?

-No es la única mala noticia, jefe Choi.

-Cuéntame.

-El asesino fue limpio. No hay nada en la víctima que pudiéramos encontrar de momento para tener algún detalle.

-Nada se oculta para siempre, KyungSoo -el comandante Choi sonríe, dando un par de golpecitos en la espalda del forense-. Era guapo ¿no es así?

-¿Quién?

-La víctima por supuesto.

-En lo absoluto.

La respuesta es seca, KyungSoo no tiene tiempo para adorar el rostro del occiso, cuando su cuerpo es el que parece más interesante para investigar. TaeJoon mira a todo el equipo moverse, tratando de recoger las pruebas suficientes para levantar por último todo y largarse de ahí. Entiende lo fastidioso que es estar en una escena así, pero no pierde esperanza de que algo se sepa después de todo ese trabajo.

TaeJoon sólo piensa en justicia para la víctima.

[ . ]

La noche podría ser helada, húmeda y perfectamente estresante, pero para aquellos dos cuerpos que danzaban sobre el otro, no lo era.

TRAPNEST »KaiHunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora