OS Jalonso.

Him and I.

Summary: Desde el inicio de los tiempos al final de ellos sólo será su amor contra el mundo.

Era un amor alocado estampado en las paginas de revistas y vídeos de internet, con besos húmedos y toques rebeldes. El mundo los llamaba los Bonnie and Clyde del nuevo siglo robando miradas y destrozando corazones y suspiros, mientras presumían joyas y autos de lujo con sus playeras Gucci y zapatos Nike ellos corrían alrededor del mundo con un rudo romance desde el 2012 apasionados e inseparables desde que sus vidas se cruzaron.

Ellos tenían su propia vida pero habían escuchado del otro anteriormente. Cómo un tímido pequeño chico seducía al publico con su voz y letras explícitas dejando a sus caderas nadar en el mar de manos de infinitos chicos. Alonso nunca se proclamó como un santo pero el mundo decidió llamarlo uno creando una reputación que nadie podía confirmar cuando las luces se enfocaban en el dorado vivo y la cámara se estrellaba en su rostro, dedos juguetones entre su lengua y la ropa siendo pequeña sobre su diminuto cuerpo. Le gustaba jugar a provocar, era su juego favorito hasta que él llegó. Con sus tatuajes y chaquetas de cuero, su cabello medio rapado y sus autos de lujo, siempre llevaba su Rolex dorado y sus anillos a juego, conquistando almas y rompiendo corazones con sus letras explícitas y manos inquietas en cuerpos rebeldes, Jos no era un mujeriego pero el mundo había decidido su reputación por él dejando que las relaciones hablaran y su boca callara.

Se conocieron por azares del destino con presentaciones similares, dejando las caretas de lado y los papelones para otro día ellos se enamoraron en un sólo día con sus ojos conectando en el alma del otro, sin palabras que fingir dejaron que sus cuerpos hablaran creando encabezados en un simple instante con fotografías escandalosas y exclusivas de sus manos hambrientas y bocas sedientas por el otro

" ¿La nueva vida de Bonnie & Clyde? "

Era el tema favorito de los medios cuando ellos comenzaron a expandirse como la gripe alrededor del mundo. La manera en la que se conectaban con su mirada y sus manos buscando el bien del otro ellos fueron algo más que un tema efímero. Siempre captados en sus autos de lujo en carreteras o fiestas en altos edificios ellos se habían convertido en los reyes de los medios cuando sus bocas y letras comenzaron a hablar del otro con sus corazones exponiéndose a la fría luz del día. Ellos nunca fingieron cuando hablaron de tener sexo en coches ajenos y yates privados alrededor de Saint Tropez, dejando que el mundo los observara en playas nudistas y conciertos a lo alto en asientos con enormes sonrisas y abrigos impresionantes. La gente los admiraba y al mismo tiempo los odiaba debatiéndose entre lo malo y lo bueno, lo correcto y lo incorrecto, pero eran sólo celos hablando por la libertad que ellos parecían tener consigo mismos. Cómo dos jóvenes parecían libres en medio de leyes y políticos homofobicos. La pareja perfecta de un mundo de fantasía, amantes legendarios destinados a compartir una vida de sensualidad y amor.

[...]

Alonso flexionó su espalda ante lo besos húmedos repartidos al azar desde el final de su cuello hasta el inicio de su trasero. Sus ojos cerrados parecían pesar toneladas y todo lo que podía producir fuera de su boca eran pequeños jadeos mientras dejaba que los puños de sus manos se cerraran alrededor de sus almohadas de seda azul. Podía sentir a Jos escarbando entre sus nalgas con su lengua ansiosa mientras él mismo escondía su soñoliento rostro entre sus brazos cruzados sobre el almohadón.

—Oh Dios, sí amor... Justo así.

Dejó que sus caderas se arrastraran en un suave vaivén contra las sabanas sintiendo los dedos de su novio juguetear en su entrada, entrando y saliendo furiosamente al tiempo que su lengua excavaba impaciente dentro suyo una y otra vez y Alonso sólo puede sentirse abrumado mientras deja que su orgasmo lo destroce con sus caderas balanceandose ahora más lento y Jos retirándose lentamente del trasero de su novio dejando besos repartidos mientras asciende a las afueras de las calientes sabanas hasta besar el cuello de Alonso.