"Yo también lo he pasado mal. Muy mal."

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-Pero, ¿qué ha pasado?

La voz de JiYoon parecía relajarla, como si le ayudase saber que la tenía a su lado cuando realmente la necesitaba. Como si le ayudase tenerla ahí siempre que alguien pisoteaba su corazón. Además de eso, por supuesto, también ayudaba el hecho de que le hubiese preparado el mejor chocolate caliente que había preparado en su vida, pero era algo a parte.

Antes de que pudiese responderle escucharon un juego de llaves moverse muy cerca de la cerradura de la puerta principal para que, justo después, apareciese HaeRi -otra de las grandes amigas de JunOh.- entrando en la casa.

-Quiero una explicación clara de por qué discutisteis.

Siete tazas de chocolate, veinte minutos de llanto y cuarenta abrazos después, había acabado de explicarse. Todo el mundo en la sala parecía conmocionado, pero HaeRi estaba especialmente sorprendida.

-Oye. -Murmuró.- Cuando me llamó JiYoon y me explicó lo que había pasado, Hoshi me dijo que deberías ir a hablar con él.

-¿Por qué? -Inquirió JunOh, aparentemente malhumorada.

-Porque es posible que MingHao nunca te haya mentido. No sé qué decirte, pero es posible. -Replicó ella.

-Yo lo veo posible. -Intervino JiYoon.- En su día tuve problemas con YuGyeom por un escándalo referente a no sé qué de una amante o posible novia, y resultó ser mentira.

-Pero yo sé que él lo hizo. Me engañó. Vi fotos. -Aclaró entonces JunOh, cabizbaja.

-¿Y si no hubiese sido completamente su culpa? -Dudó HaeRi.

-Es lo que me dijo ahora en su casa, pero no le creí. Eso ya lo sabéis.

-Ya, pero el caso es que Hoshi dice que no miente. Que realmente pasó eso.

No sabía a quién creer. Le costaba pensar siquiera en que realmente ambos hubiesen sufrido tanto por una mentira, un simple malentendido, y que él nunca había querido herirla; que, de hecho, sí la amaba de verdad. Se sentía mal, sí, pero tenía sus motivos para haber sido así con él. Su parte de la historia había sido mucho más difícil de contar.

Quizá él hubiese renunciado en parte a su carrera como idol por ella, pero ella en su momento había renunciado a una vida entera: tiempo atrás, tras haberle conocido y haberse enamorado perdidamente de él, se vio forzada a huir de la casa de su familia e instalarse en un apartamento pequeño y asqueroso, pagado con un sueldo muy bajo recibido en el peor de los trabajos. Había aguantado por cerca de un año a un jefe que no la dejaba en paz, que trataba de meterle mano y la insultaba, que la maltrataba constantemente; todo lo que había sufrido lo había sufrido por MingHao, pues si quería estar junto a él debía irse de casa -pues nadie la apoyaba allí y no le permitían verle- y por tanto buscarse la vida a duras penas. De hecho, hasta que no se estabilizaron las cosas no habían podido vivir juntos y ella tampoco dejar su trabajo.

Técnicamente habían estado juntos mucho más tiempo que "un año y medio", pero nunca oficialmente, por la situación de ambos. En aquella época había conocido también a JiYoon, en el trabajo; su primera impresión de ella había sido maravillosa, pues le había metido una paliza a su jefe cuando se dio cuenta del acoso que sufría por su parte. Poco después, tras haberse afianzado la amistad entre ambas y haberse ido a vivir juntas por un tiempo, conoció a HaeRi, que supo después que era una de las mejores amigas de la infancia de JiYoon.

Aún a pesar de que las cosas habían ido a mejor y que alguien apoyaba su casi relación con el hombre de sus sueños, los problemas acabaron volviendo y tuvo que enfrentarse a las cámaras tras un par de escándalos que destaparon su relación con el idol. Aunque para él había supuesto un problema para ella lo fue mucho más, ya que empezó a recibir, de nuevo, constantes mensajes y llamadas de su familia cargados de odio. Aguantó además un acoso insoportable por parte de sus padres, que la habían amenazado con sacarla a rastras de su nuevo apartamento. Ambos iban con constancia a su apartamento a llamar insistentemente a la puerta, aún a pesar de que su hija les había pedido una y otra vez que no lo hiciese. Fue JiYoon quien acabó peleándose con ambos, sí, pero no le sentó bien tener que ir al hospital a cuidarla después; bien visto, ninguna se esperaba que su propia madre fuese a por ella con un cuchillo en la mano. Igualmente no había salido todo tan mal, pues después de aquello les denunciaron y, tras pagarles una remuneración gigantesca y haberle arreglado la vida por un buen tiempo a JunOh, la dejaron en paz. Igualmente, aún con aquel problema solventado, seguía sintiendo arcadas al pensar en lo que podría haber pasado aquel día si JiYoon no hubiese estado a su lado y su madre, armada como iba, hubiese logrado entrar en el apartamento.

Tiempo después pudo, por fin, comenzar su relación con MingHao e irse a vivir con él.

Tras todo lo que había sufrido por él era más que normal que se sintiese traicionada al haber sido engañada y que le costase creerle, pero quería ceder. Quería darle otra oportunidad.

Él también lo había pasado mal, especialmente tras la ruptura, y lo sabía. Quizá todo lo pasado fuese suficiente para darle el beneficio de la duda y oír su versión, pero no estaba segura.

Quería confiar en JiYoon, en HaeRi y, aunque le conociese poco, en Hoshi. Quería, en el fondo, volver a aquella casa y regalarle todos y cada uno de los besos que le había negado aquel año pasado, pero no sabía si sería buena idea.

-Bueno, pues decidido. -Soltó sopresivamente JiYoon, dando una palmada y sacándola de sus pensamientos.- Próxima parada: casa de HaeRi y Hoshi.

I miss your lips. 「Xú MingHao fanfic」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora