CAPÍTULO II, Domingo

5 3 0
                                    

Suena la alarma demasiado temprano, con el sueño amenazando en volver a dormirme, decido irme a la ducha y elegir mi ropa de hoy, estoy bastante nerviosa ya que no se quien me va a tocar de compañera de habitación.
Pongo el agua caliente para destensar mis músculos y relajarme aún que ni el agua lo más caliente posible es capaz de relajarme. Cuando salgo mi madre está revisando mi maleta para que no me falte, nada es tan manipuladora pero aún así le doy las gracias por que se me había olvidado mi camisa rosa palo lisa.

-Gracias mamá, me acababa de acordar -Veo la ilusión en sus ojos, seguramente de que me valla a estudiar a otro lado, lo se suena como que no quiere que esté aquí pero en el fondo se que no, o eso creo- Estoy nerviosa -Aseguro-.

-No me cabe duda, pero me he adelantado -suelta con una risita de superioridad- Normal, lo que no se es por que yo también lo estoy -se ríe con una risa nerviosa-.

A las siete ya estamos en el avión y apunto de despegar, mi madre a insistido en venir conmigo, manipuladora, pero la verdad es que esta vez se lo agradezco y bastante por que mis nervios están a flor de piel.

Cuando llegamos ya es por la tarde la comida del avión estaba asquerosa y sabía a cartón. Llegamos a la universidad casi por la noche y me voy al campus, llego a mi habitación cuando abro la puerta...

-¡Hola! –grita una chica, la verdad, bastante mona, con el pelo rubio y ojos verdes se parece mi pero yo tengo el pelo castaño– Tu ¿debes ser mía no?.

-Si, soy Mía –Respondo alucinando, por que no sé cómo sabe cómo me llamo– ¿Y tú? ¿Como sabes mi nombre?.

-Muchas preguntas para una sola frase –se ríe, es bastante maja, todo hay que decirlo– Yo soy Rebbe, se tu nombre por qué me hacía ilusión tener una compañera y entonces le pregunté al Rector.

-Ah, tiene sentido si –Me río para caerle bien, mi madre está encantada con ella y la verdad es que yo también–.

-Hola, yo soy Karen –dice mi madre metiéndose en la conversación–.

-Es mi madre –me río por qué la he dejado en el margen de la conversación–

-Hola Karen, encantada –Dice ella muy dulce–.

-Mamá creo que ya puedes volverte cogiste el avión de las doce y son las diez y media sabes lo que se tarda en ir al aeropuerto –a parecido borde pero no era mi intención–.

-Si, me tengo que ir o perderé el vuelo, adiós Rebbe hasta la próxima. –se despide y sale por la puerta después de darme dos besos y sin dejarle responder–.

-Adios –dice aún que sabe que no le ha escuchado– Oye acabo de terminar de estudiar y mañana es festivo, ¿que te parece si nos vamos de fiesta a la casa de la facultad de unos amigos?

-Yo... yo nunca... nunca he estado en una fiesta –digo con una risa vergonzosa-.

-¿Nunca?, pues vamos te presentaré a amigos. –vamos a ver qué nos ponemos– enséñame la ropa que tienes para salir de fiesta.

Le saco una camisa y una Falda y mis Vans.

-Me gusta mucho pero para ir de fiesta en la universidad no te va a valer, te dejo ropa –Saca un vestido negro ajustado, me gusta pero nunca me pongo ropa tan ajustada- Venga te quedará genial, tienes más pecho que yo pero no te quedará mal, venga, venga.

-Vale... –no estoy segura pero me da intriga y me lo pongo–.

Cuando me lo pongo, veo que me queda muy ajustada y no parece gustarme mucho.

-Te queda mejor que a mí –Dice sacándome de mis pensamientos–.

-¿Enserio? me queda muy ajustado, mejor me pongo lo mío.

-No, te queda genial enserio vas a enloquecer a todos los chicos.

-Si, seguro –Me rio tan fuerte que me duele la tripa–. Pero yo tengo novio, se llama Zed.

-Ah, ¿tienes novio? bueno, he llamado a unos amigos para que vengan a por nosotras a sí que mientras tanto...
Dime cómo es, dime cómo es –Dice con intriga de saber cómo es y cómo nos conocimos–.

-Pues a ver, tiene los ojos de un gris azulado, tiene mi edad pero el se va a otro lugar a estudiar, una pena, pero bueno.

-¿Tiene tableta? ¿Os habéis liado? ¿Habéis tenido relaciones sexuales? –dice cortandome, tengo la sensación de que puedo confiar en ella así que le cuento–.

-Muchas preguntas para una sola frase –digo repitiendo lo que a dicho antes y riéndome por mi respuesta– Si, tiene tableta, Nos hemos liado y... soy... vi.. virgen –le confieso incomoda–.

-¿Enserio? venga ya –dice, y al ver mi expresión dice– Osea que ¿eres virgen? –asiento– valla pues pensaba que no.

-No sabes nada de mi –me río- es normal.

Justo en ese momento suena su móvil.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 02, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora