Capítulo 9.

123 17 3
                                    

Está sentado en su escritorio, intentando concentrarse en sus apuntes de Derecho cuando Naruto llega a su casa, golpeando la puerta con urgencia, y él salta, incluso tirando la silla a su pasa para ver qué le pasa a su mejor amigo. Segundos después lo tiene llorando sobre él, escondiendo la cabeza en el hueco de su cuello y susurrando algo que suena a "estúpido" y a "mentiras".

Sasuke deja que Naruto se tranquilice durante los primeros minutos, acariciando con cuidado y suavidad su espalda, y se estremece al ver que su amigo está temblando. Por un segundo piensa que puede tener frío, así que lo arropa en un abrazo que se siente demasiado íntimo y estrecho. No le importa.

—¿Qué pasa, Naruto?— Pregunta después, cuando siente que Naruto se ha relajado entre sus brazos. Sin darse cuenta empieza a besar la frente del menor, como ha hecho en ocasiones anteriores, cuando Naruto estaba sufriendo un ataque de pánico. Sabe que su corazón cae un poco más cada vez que actúa de esa manera, pero es Naruto, así que está bien. Es como una pequeña tradición. Al igual que dormir juntos, o sostener sus manos unidas cuando hay mucha gente en el centro de la ciudad, o cuando Naruto le da suaves besos en el cuello cuando Sasuke está teniendo un mal día. Son solo costumbres.

—Gaara.— Es todo lo que dice el rubio. Sasuke frunce el ceño y no sabe en qué momento sus manos se han convertido en puños, clavando las uñas en sus propias palmas.

—¿Qué ha pasado con él?

—Él...— Toma una gran bocanada y se separa del mayor, a una distancia prudente para poder hablar.— Dice algo de tú y yo siendo demasiado cercanos, después me llamó estúpido y que si...— Vuelve a sollozar, y Sasuke siente como su ira solo incrementa. ¿Cómo alguien puede decir eso de Naruto? Naruto, la persona más adorable del mundo, torpe, sí, pero con el corazón más grande que alguien puede tener. Es atento, con un sentido del humor único, siempre alegre y una de las pocas personas que es capaz de afrontar cualquier cosa. ¿En serio, como alguien puede hacerle daño?— nuestra relación había sido una mentira...— El menor sigue hablando, ahora escondido en el pecho de Sasuke, pero este tiene la cabeza en otra parte.

Él quiere golpear a Gaara.

Él quiere preguntarle cómo ha podido hacerle eso a Naruto.

Así que lo hace.

Dos días más tarde está caminando a través del pasillo que da a la clase de su mejor amigo, y se encuentra con Gaara, esperando en la entrada de los servicios. Ni siquiera se toma la molestia de ver si alguien viene. No tiene miedo de si es expulsado por esto. Simplemente necesita hacerlo.

—Nunca más.— Es todo lo que dice, y Gaara lo mira totalmente extrañado. En un abrir y cerrar de ojos, Sasuke tiene el puño en su nariz, para después levantarse, y marchándose de allí sin mirar atrás.

Todo ha pasado tan rápido que el pelirrojo está contra la pared, ahuecando su nariz entre ambos manos, intentando detener la sangre que brota de esta.

(...)

—Sé lo que has hecho.—Comenta Naruto, una noche de la semana siguiendo, donde se queda a dormir en casa del mayor, argumentando que le debe ayudar a dormir y que en una sola tarde no daba tiempo. No tenía sentido para ambos, pero tampoco necesitaban buscárselo.

—No me arrepiento de nada.— Susurra Sasuke, acercándose más al menor, para después abrazarlo cómodamente. Naruto suspira, para sonreír de forma tímida.

—Pero la violencia no lleva a ninguna parte, ¿lo sabes?

—Me da igual, dobe. Nadie daña a la persona que quiero y se va como si nada. Nunca.

Y las palabras flotan entre ellos, como una canción que se repite durante horas. Naruto no dice nada. Sasuke no se corrige. Simplemente se quedan allí, abrazados, hasta que finalmente caen en los brazos de Morfeo.

Lo hice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora