Capítulo 10.

107 17 0
                                    

Es el cumpleaños de Naruto, y Sasuke está tan nervioso que quiere correr lejos, dar la vuelta al mundo, y volver, para ver si aún sin aliento y destrozado, seguiría estando tan nervioso. Y ni siquiera sabe porqué, hace casi tres años que ha conocido a Naruto. Tres años donde su amistad ha tocado la línea que cada vez está más borrosa, entre la verdadera "amistad" y "algo más que amistad pero que no sabemos definir, porque mayormente nos da demasiado miedo". Sí, así eran ellos.

Tiene su regalo envuelto en un bonito papel con dibujos de, obviamente y tratándose de Naruto, ramen. Con pequeños ojos kawaiis, sonrisas gigantescas y caras demasiado extrañas. Engañó a Naruto argumentando que no podría venir a su fiesta de cumpleaños ya que tenía examen la semana que viene, y que como eran los últimos del cuatrimestre, por más que lo desease, realmente no iba a asistir a su fiesta de celebración.

Por supuesto, tuvo que reprimirse de gritar que era mentira y que por supuesto que estaría allí, ¡el primero!, cuando Naruto puso aquella cara tan sumamente tierna, donde abría aún más sus preciosos ojos color cielo, tan claros que podría sumergirse en ellos, y torció su boca en un gesto de pura pena, ocasionando así que Sasuke se rompiese de una manera tierna y triste. Si aquello llegase a ser verdad, si por algún casual él no hubiese podido ir a la celebración de Naruto, el mayor estaba completamente seguro de que habría dejado todo de lado solo por estar con Naruto en aquella fiesta, si él ponía esa hermosa cara de perrito abandonado.

A veces odiaba el poder que una persona tenía sobre él.

(...)

Naruto está sentado en el sillón, mirando la tarta con tanto detenimiento que alguien podría pensar que había algo raro en ella. Sakura se acercó con paso lento, sentándose al lado de Naruto, y colocando su mano sobre el hombro derecho.

—¿Qué le pasa a la tarta, Naruto-Kun?—Preguntó, usando aquel apodo que Naruto había odiado desde el primer momento en el que su compañera de clase, y próximamente amiga, había usado para dirigirse a él el primer día de clases del tercer año.

—Nada.—Comenta en un tono muerto, y quizá ha respondido demasiado rápido, porque no tiene que decir nada más, incluso la sonrisa algo fingida que le sale lo delata.

—Echas de menos a Sasuke, ¿verdad?— Y realmente no es una pregunta. Ella sabe lo cercanos que son esos dos, y aunque siempre está molestándolos con que parecen más una pareja casada que mejores amigos, ella sabe, apuesta, que ambos se sienten de la misma manera. Terrible y perdidamente enamorados el uno del otro.

Cobardes." Piensa, y no le da tiempo a decir palabra alguna cuando el timbre de la entrada suena. Alguien abre la puerta, y Naruto siente que todo es más colorido, que las luces brillan con más intensidad, y que todo aquel peso en su pecho se ha ido todo lo lejos posible.

Ha pasado solo cinco días -lo que ha tardado en preparar la fiesta- sin ver a Sasuke, pero extrañamente se ha sentido como siglos. Nunca han estado tanto tiempo separados, excepto cuando ambos están de vacaciones, y obviamente, después de eso, pasan semanas en la casa del otro, prácticamente viviendo allí, porque, según ellos, hay demasiadas cosas de las que hablar, y no pueden esperar al día siguiente. Es otra excusa tonta para dormir en la cama del otro, abrazados y lo más juntos posible. Claramente de forma platónica. (Sarcasmo)

—¡Sasuke!—Grita Naruto, quien tarda solo dos segundos en correr hasta él, apartando a sus amigos -en realidad es una fiesta pequeña, solo los amigos más cercanos de Naruto, y de Sasuke, obviamente, pues con el paso del tiempo de alguna manera se encariñó con ellos, (Sakura, Lee, Shikamaru, Sai, Hinata e Ino) están allí. Salta a sus brazos, literalmente, para luego rodear con sus piernas a Sasuke, quien ya tiene su rostro escondido en el espacio entre el cuello y el hombro del rubio chico, ambos ignorando los gritos de sus amigos.

Todos empiezan a ir de nuevo a la sala de estar, para cortar la tarta con total libertad sobre la casa del menor, dejándolos solos a ambos en la puerta de la entrada.

Y Sasuke quiere besarlo.

Lo quiere tanto.

Él realmente quiere besarlo.

Y decirle que lo ama.

Y que, posiblemente, lo amará para siempre.

Pero esta vez no lo hace.

Siguen allí, abrazados en un nudo enredado de piernas, brazos, rostros, sonrisas y tiempo, hasta que Sakura los separa, casi a la fuerza, gritando que la tarta está esperando por el menor. Naruto odia la parte de cantar 'Cumpleaños feliz', pero mira a Sasuke, quien ya lo está molestando, moviendo sus labios y susurrando la primera línea de la canción, y suspira con fingido cansado y entrelaza su mano con la de él.

—Estááááá bien.— Canturrea, llegando al salón. Quizás en un principio sus amigos, sobretodo Ino, hubiesen preguntado porque están cogidos de la mano, o porque se habían abrazado de aquella forma nada amistosa, o porque siempre sentían la necesidad de estar uno sobre el otro. Pero no lo necesitan. Con el tiempo se han acostumbrado, y aquella ha terminado siendo su rutina. Todos saben, todos están seguros. Pero nadie dice nada. Un secreto a voces del cuál solo Naruto y Sasuke no han escuchado.

Que están enamorado del otro.

Y que son correspondidos. .

Lo hice.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora