13. Adiós.

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Cuándo supe la verdadera razón de tu partida pude por fin volver a sentir. A respirar, después de meses de incertidumbre. Me pareció muy curiosa la necesidad de un cierre, de un final que tenemos los humanos. Cuándo las cosas se acabaron para siempre y me prometí que esa sería la última vez que te vería, te lloré las últimas lágrimas y te grité los últimos insultos. Mi mirada te lo dijo todo.

Entre otras cosas, te di las gracias por haberme dado la razón de tu ida, porque aunque deberías haberla dado hace mucho tiempo, ahora ya sé que los brazos de ella te parecieron más cómodos. Ya me di cuenta de que eres un idiota por haberme engañado y que ella te quiere así. Ojalá que algún día ella se de cuenta y el karma te llegue. Pero yo estoy tranquila, ya no estoy amarrada a ti ni tengo ganas de verte, porque entendí que nadie se merece a alguien que la haga irse a dormir preguntándose, todos los días, porqué no fue suficiente.



Secretos entre versos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora