Capítulo 8

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Gerardo no podía creer lo que estaba pasando, su mirada se veía perdida ante tal desconcierto.

- ¿fue un sueño entonces? Le preguntó con un tono triste a Sindy.

-sí, seguramente Gerardo. Le respondió mientras lo ayudaba a levantarse.

Gerardo bajó la mirada y veía al bebé, que era un varón, el cual estaba entre la paja, desnudo, con su pequeño cuerpo morado y sin vida.

-fue tan real Sindy.... Le dijo mientras lo cubría con su saco.

-¿estas bien Gerardo? Le preguntó Jaime, quien se encontraba a unos metros cuidando de que no escapara la bruja.

-si Jaime, gracias. Le respondió un poco desanimado

-tranquilo, aún hay esperanzas de que estén vivos. Le dijo Sindy intentando consolarlo

-es cierto, pero temo que mi hija este así como este bebé.

-tenemos que darnos prisa para que eso no pase. Le dijo Sindy.

Caminaron hacia Jaime, y al llegar, Gerardo se sorprendió al ver a esa mujer que estaba justo como la había visto mientras estaba inconsciente, no tenía extremidades, tenía unas alas maltratadas, con patas de ave y con una cara humana, pero con rasgos de ave, era horrible.

-¿es Eliza? Le preguntó Jaime.

-sí, es ella. Le respondió sin parpadear, su mirada reflejaba un inmenso odio, Jaime nunca lo había visto así.

-¿porque no tiene extremidades Sindy? Le preguntó Jaime

-se dice que por las noches cuando se van a convertir en lechuzas, se quitan las piernas y brazos, y las guardan bajo su cama o en algún lugar que solo ellas sepan, dentro de su casa.

-eso no lo sabía. Le dijo Jaime sorprendido.

-¿pero cómo lo hacen? Le preguntó Gerardo intrigado

-no lo sé, lo único que sé, es que deben regresar antes del amanecer. Les explico

-¿por qué? Preguntó Jaime

-porque si no regresan, corren el riesgo de nunca volver a ser humanas, ya que se dice que antes cuando la gente sospechaba de que alguna mujer era bruja, entraban a su casa por la noche en busca de sus piernas y brazos, y si las encontraban, las quemaban para que así jamás pudieran volver a convertirse en humanas.

-¿entonces, eso es lo que tenemos que hacer? Preguntó Gerardo

-así es, y una vez que lo hagamos tenemos que quemarla a ella también, de otra forma no la podemos matar. Dijo Sindy

-pero antes, nos tiene que decir en donde están todos. Dijo Gerardo mientras sacaba su arma y la cargaba.

-Dinos!! le ordenó Gerardo

-habla!! Maldita!! Le gritó Jaime mientras le ponía el pie en su cara.

La bruja solo se retorcía en el piso, abría la boca y sacaba su lengua.

-¿en dónde están? Le preguntó Gerardo mientras le ponía la pistola en la cabeza.

-esta maldita no hablará, mejor busquemos sus extremidades a ver si así habla. Dijo Jaime molesto.

-sí, pero no sabemos en donde vive. Dijo Gerardo

-supongo que esta es su casa. Dijo Sindy, señalando la casa que se encontraba al frente, misma a la que había entrado antes Jaime.

La BrujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora