Capitulo 3

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Estoy literalmente perdido en mis pensamientos.

Pienso en mi madre, en mi padre, en mí... y por alguna razón en la chica de los ojos grises. También en la escuela, en el pueblo. Y como es que se me ocurrió que tal vez  podría comenzar de nuevo.

Estaba vagamente consiente de las olas de alumnos que se dirigen al comedor.
Pero yo no tengo ni una idea de lo que hago.

Estoy al tanto de lo raro, que debió haber parecido un chico escuálido vagando por los pasillos, sin llegar a ninguna parte y con la mirada perdida.

Prácticamente tengo la palabra "raro" escrito en la frente. Y los demás no lo pasan desapercibido.

Algunos cuchicheaban a mis espaldas y otros no tenían esa delicadeza y lo hacían justo en mi cara... incluso tenían el descaro de señalar.

Pero que puedo decir.
Desde el incidente, algunas veces pasa. Elimino la realidad y entro en cierto trance.
Pero lo raro de todo esto; es que sólo pasa cuando estoy solo.
Pero en este momento no estoy sólo.

¡Es un maldito lugar público!

No lo puedo evitar.
Me pierdo en mis pensamiento y recuerdos.

Soy cómo un zombie con debilidad por las donas y novelas de terror.

Estoy tan jodido...

De pronto,siento a alguien poner su mano en mi hombro.
Y se lo que viene y simplemente no lo puedo evitar...
Me estremezco como si el frío me calara los huesos.
Me volteó rápidamente.

- Mi nombre es Samuel... Y tu pareces algo... "Perdido".- dice claramente enfatizando el final.

Lo reconozco como el chico de la sonrisa torcida de la clase de Literatura.

El me observa y me da la misma sonrisa que antes.

Y yo... No hago otra cosa que devolverle la mirada.
Probablemente estaba un poco en shock.

Carraspea.
-Bueno... Esto se está poniendo un poco raro.
Se supone que esta es la parte en donde me dices tu nombre.- dice, sin ocultar su diversión.
- Me llamo Elliot.- Digo rápidamente, con cierto tartamudeo.
-Eso ya lo sabía. Lo dijiste en clase...¿Recuerdas?-. Dice caminando haciéndome una seña, esperando que lo siga.

Caminamos en silencio hacía dónde sea que nos dirijamos.
Siento la necesidad de disculparme por el momento incómodo anterior.
Eso es una cosa característica de mi.
Suelo disculparme por todo... Aunque no sea mi culpa.

Pero en lugar de eso, término decidiéndome por preguntar el rumbo.
-¿A donde vamos?... Murmuro nerviosamente.
Gira su cabeza hacia mi dirección. Y alza una ceja oscura.
-¿A dónde quieres ir tu? Dice burlonamente.

Trago duro. Y decido que si quiero hacer algunos amigos, tengo que dejar de actuar como un zopenco.

-A dónde sea que me saque de esta pesadilla. Digo rodando los ojos con fingida confianza.
Me guiña un ojo.
-Tus deseos son órdenes...

Asiento con la cabeza.

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