Capítulo 4

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Caminamos en silencio durante 5 minutos.

-Por cierto. Me puedes llamar Sam. Todo el mundo lo hace.

Murmuró un gracias.

Sam tiene el pelo largo y oscuro, ojos grandes avellana y tez olivacea. Esteriotipo latino. Usa un viejo gorro gris y una camisa de cuadros junto una playera gris. Relajado y muy sonriente.

Parece un buen chico.

Se voltea un me da una de sus sonrisas torcidas. Se la regreso sin problemas.

Cuando vivía en Nueva York tuve un amigo así. Era nuevo en el barrio y no conocía a nadie más. Su nombre era Brian. Incluso compartí uno de mis sandwiches de huevo con él.
Pero eso no impidió que me lanzara al basurero unas semanas despues junto con los demás bravucones. El precio de la aceptación.

-¿Te pasa algo?...

Levanto la vista. Samuel tiene una des sus oscuras cejas levantadas y tres arrujas aparecen en su frente.

-No, ¿Porque?- Dejo salir el aire que estaba reteniendo. Vaya, necesito dejar de hacer eso.

-Tienes el ceño fruncido. Algo te está molestando.-

-No lo creo- Mientó.

-Bien.- Vaya, tío eres raro.-
Sonríe.

Si me dieran un dolar por cada vez que alguien me dice eso. Podría comprar una dotación de reese's.

Suspiro.

- Llegamos. Dice sonriente como si hubiera logrado un hazaña tan grande como encontrar la cura del cáncer.

Y yo soy el tío raro.

La cafeteria es grande pero no tanto como la de mi antigua escuela. Mesas llenas de adolecentes conversando y riendo. Este no es mi ambiente.

Volteó a ver a Sam. Ya no está junto a mí. Se dirije a una mesa con dos chicas conversando. Camino detrás de él.

El se sienta en un extremo y pone los codos en la mesa. Una de las chicas pone los ojos en blanco.

- Llegas tarde.

La chica es rubia y tiene unos grandes ojos azules. Pero ahí acaba el esteriotipo.Grueso delinedor negro cubre el contorno de sus ojos y su cabello dorado está cortado en punta. Una de sus cejas rubias está perforada. A pesar de todo es bastante guapa y ... sexy.

-Tranquila cielito. Fue por un buen motivo. Estaba ayudando a mi nuevo mejor amigo.

La rubia me nota por primera vez y alza la ceja perforada

- ¿Adicto?

No la culpo. Me veo como la mierda.

- Emily, Eres una perra.- Dice la otra chica.

Ella me dirije una sonrisa calida y me tiende una mano.

-Hola, Soy Dalia Azcarraga y ella es la encantadora Emily. Es un placer conocerte.

-Igual.- Respondo.

Dalia tiene la misma piel bronceada que Sam y los mismos ojos avellana. Es bastante guapa.

Me siento junto a Sam. Emily refonfuña y voltea la cabeza hacía otra dirección

Dalia sonríe.

Tengo la necesidad de preguntar... pero diablos.

La curiosidad mato al gato.

-¿Ustedes son primos?...

Dalia sonrie y Sam saca una carcajada.

-Casí, Somos hermanos.- Dalia responde.

Asiento con la cabeza.

-Yo soy el mayor- dice Sam orgulloso.

-Por solo 10 meses- Espetá Dalia sonriente.

-Así que Elliott... Nunca te habíamos visto por estos lares, ¿De donde eres?-
Inquiere Sam

Maldición...

-Nueva York.
Musito.

Emily volteá la cabeza bruscamente. -Hijo de puta... ¿Que demonios estas haciendo aquí?

-Hermano, Estoy de acuerdo con la perra loca. ¡Vivías en Nueva York! ¡La ciudad que nunca duerme! Esto es Rosemist... Solo con el puto nombre te deprimes.

- Estoy segura que Elliot tuvo sus razones para mudarse. Dejenlo en paz..- Dalia dice con tranquilidad.

Me volteo y le agradezco con los ojo, ella asiente con la cabeza.

Este es un buen comienzo.

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⏰ Última actualización: Mar 23, 2016 ⏰

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