Reconocimiento

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Habían pasado dos días sin conseguir ningún tipo de resultado. Recorrió la ciudad entera en un auto alquilado, no había esquina por la que no hubiera doblado, ni barrio al que no conociera. Era una búsqueda sin fin de un perfil entre un mar de gente. No tenía ni una pista por donde empezar, sólo seguir esperando que la suerte se pusiera de su lado. Cansado de dar vueltas sin sentido y dejando escapar un suspiro de resignación, comenzó a manejar en dirección al hotel. Pero cuando sólo faltaban un par de cuadras, su vista periférica divisó una comisaría, donde desde un patrullero estaban bajando a alguien. No volvió atrás, ¡esa era la respuesta! O por lo menos tendría más chanses que andar como loco y gastar combustible sin sentido.

Agarró el celular que estaba en el asiento del acompañante y presionó llamar al único números de la agenda. Dos tonos y luego la voz conocida de su amigo.

- Charles, necesito que me consigas una lista de personas, de entre 18 y 25 años, sexo masculino, que hayan pasado por lo menos una noche en prisión o hayan sido detenidos por delitos menores. -Con la tranquilidad de que su amigo se ocuparía de conseguir esa lista lo más rápido posible, colgó y marchó a comprar un café doble, el más fuerte.

Ya había terminado un cigarro cuando el teléfono sonó. Charles le había enviado un archivo PDF el cual abrió enseguida.

- Debe ser una puta broma. -La lista de nombre y direcciones constaba con más de 50 sujetos. Y el pensar que era muy probable que ninguno de ellos supiera nada, lo desanimó profundamente. Soltando otro improperio, arrancó en busca del primer nombre de la lista.

Tachon, tras tachon. Los primeros 25 no sabían nada. Con una lapicera trazó una línea en el medio del nombre a lo largo. Era una búsqueda imposible. Levantó las gafas de sol y se frotó los ojos. El sol comenzaba a caer y eso le limitaba la búsqueda. Odiaba tener que dejar para el siguiente día porque eso sólo lo retrasaba. Miró la próxima dirección, estaba algo lejos, pero sería el último por hoy.

Cuando llegó pensó que podría haber un error. Era una zona residencial, una casa bonita con un muy cuidado jardín delantero. Con tranquilidad descendió del auto y caminó hasta la puerta delantera. Tocó el timbre y esperó.

- Si, ¿en que puedo ayudarlo? -Preguntó amablemente una mujer de edad mediana al tiempo que lo analizaba discretamente.

- ¿Aquí vive Kurt Wagner? - Dijo notando como la cara de la mujer se transformaba en puro nervios.

- ¿Está en problemas otra vez? -Su tono era disgustado pero no perdía la amabilidad.

- Eso depende. ¿Me deja pasar? Tengo unas preguntas que hacerle. -La mujer suspiró resignada y abrió la puerta completamente para que el hombre pasara. Le señaló la sala comedor donde el joven de cabellos negros estaba sentado, con la mirada baja como si estuviera apunto de ser regañado. - ¿Tú eres Kurt? -Cuestionó sabiendo perfectamente la respuesta. El muchacho asintió con la cabeza y hundió los hombros ante la penetrante y autoritaria voz de Logan. -Bien. Sólo necesito que respondas algo. -Sacó la foto doblada del bolsillo y la extendió en la mesa, frente al joven. -¿Sabes quién es? -Y en ése preciso instante, cuando los ojos negros del chico se posaron en la foto, supo que había dado en el clavo. Dos segundos le tomó al adolescente para reconocer el perfil del de la foto y agrandar sus ojos, para luego intentar disimular pestañando y mirando hacia otro lado.

- Nh...no... -Balbuceó despacito. La mirada de Logan se clavó en él y eso lo hizo temblar. - No se quien es. Esta muy oscuro. -comenzó a frotarse las manos en su pantalón, completamente sudadas. 

-Mira niño, no me hagas perder más tiempo. -Y dando una palmada en la mesa que hizo sobresaltar al más joven, insistió con la mirada más severa que podía poner.

- ¿Estará en problemas? -Kurt volvió a mirar la foto y luego al sujeto que estaba frente a él. Logan sólo estrechó más la mirada inclinamdose amenazadoramente. -Maximoff. -Soltó sin querer realmente. Se sentía amenazado por el hombre.

- ¿Maximoff cuanto? - No le sonaba el nombre, seguramente no estaba en la lista.

- Pietro. -Soltó con tristeza, parecía que se arrepentia al haber traicionado de alguna forma a su amigo.

- ¿Donde lo encuentro? -Ya faltaba poco.

- Entre la 15 y K. La casa número 817. -Enseguida se puso en marcha, no sin antes agarrar la foto. Al salir encendió un cigarro y caminó hasta el auto. Ya estaba oscuro, lo cual era favorable en esas condiciones. No tenía tiempo que perder.

Se detubo a una distancia prudencial. En la vereda de enfrente y a unas 4 casas antes. La vivienda estaba a oscuras, no había movimiento alguno. Sólo era cuestión de esperar. Además estaba consiente de que había otro auto más adelante que le resultaba sospechoso.

Dos horas pasaron cuando notó movimiento. Desde la esquina detrás de él, un joven caminaba con tranquilidad hacia la casa que vigilaba. ¡Era él! Pietro Maximoff. No había dudas, el mismo perfil de piel blanca y sus cabellos plateados y algo desordenados hasta la nuca. No sé hubiera imaginado siendo capaz de reconoserlo, pero al verlo lo notó, después de todo había mirado la foto tantas veces que podía verlo con los ojos cerrados.

Esperó a que entrará y cuando la puerta se cerró marcó su turno de moverse. Puso la mano en la manija y se detuvo. Alguien más estaba caminando hacia la casa, la persona que había estado en el auto sospechoso resultó ser una mujer de rubios cabellos. Ésta cruzó la calle y con cuidado atravesó la entrada pero no se anunció, sino que caminó por el costado de la casa hacia el fondo donde muy probablemente hubiere una puerta trasera. Cuando desapareció de su vista salió tan rápido del auto como fue capaz, corrió y siguió las pisadas de la mujer. Descenfundó el arma 9mm y siendo lo más precavido y silencioso entró a la casa por la puerta abierta de atrás. Avanzó en la casi completa oscuridad apuntando hacia adelante. La planta baja estaba vacía. Se acercó a la escalera y fue entonces que escuchó voces, un ruido de golpe y algo caer al suelo. Inmediatamente subió los escalones de dos en dos y viendo luz al final del pasillo caminó apresuradamente. Se arrimó a la puerta y se encontró con la espalda de la mujer, que cargando un arma, apuntaba a Pietro. El joven asustado estaba inmóvil y con la cara más pálida que un papel, su espalda contra un mueble y ninguna salida posible. Sin pensarlo dos veces, Logan aprovechó su posición, y antes de que el rostro sorprendido del muchacho lo delarara al verlo, golpeó con la culata a la mujer que no alcanzó a dar la vuelta y cayó desplomado al suelo. Pietro lanzó un pequeño grito ante el brusco movimiento y quedó de piedra mirando a la mujer rubia.

- ¿¡Que mierda haces!? ¡Agarrá tus cosas y ven! -ordenó Logan mientras guardaba la pistola de la intrusa y se la ponía detrás.

Pestaneó confundido y luego de unos segundos comenzó a moverse frenéticamente por la habitación, metiendo todo tipo de cosas en su mochila. Cuando Logan se percató que estaba demorando, lo agarró del brazo y lo jaló hacia fuera. El chico no protestó y sólo aceptó la guía brusca del hombre más alto. Incluso sin darse cuenta, él mismo se estaba aferrado a la campera de cuero de Logan. Atravesaron la calle como un rayo.

- ¡Sube! -Le dijo a un aturdido Pietro mientras le abría la puerta del vehículo y lo empujaba con poca suavidad hacia adentro, luego rodeó por delante y entró. Cuando puso la segunda marcha su pie pisó a fondo el acelerador para salir de allí antes de que alguien los viera.

Pietro en su revuelta mente, giró su cara para mirar el perfil del hombre que había aparecido tan inesperadamente en su vida. Y no dejó de mirarlo durante todo el viaje.

Atrápame [WOLVESILVER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora