II- La hija del herrero

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No tarde nada en ir al pueblo para comprobar si lo que decía mi figura maligna era verdad. Para que nadie me pudiera reconocer lleve una capa negra encima, parecía más una anciana campesina de esas que dan mala vibra. Una chica, la cual si mal no recuerdo es hija del herrero del pueblo, estaba saliendo de la panadería con esa sonrisa “perfecta”. Su nombre creo que era Lucy, o eso me avían contando… Me acerque a ella con cautela y sin decir nada le ofrecí una rosa de mi cesto.

-Oh, eh… Gracias, bella dama- sonrió extrañada tomando la rosa-
-La bella es otra, señorita- le sonreí y me fui de ahí como alma que lleva el diablo, alcance a notar que Lucy sintió el aroma de la rosa y se quedó petrificada-.

Volviendo a mi reino escondí el cesto de rosas bajo a mi cama y me quite la capa escondiéndola igual, no recordaba la última vez que salí de mi fortaleza a mirar el pueblo que me odia, y con mala suerte quizá a mis padres.

Me quedé sentada esperando a que Lucy llegará (si es que lo hacía) Pero nada, me puse a dibujar frente a mis grandes ventanales con vistas preciosas a el bosque y una laguna detrás de el. Los llamados de mi madre me sacaron de la creatividad que estaba dibujando en mi pergamino, baje rápidamente las escaleras y ahí estaba ella, ahí estaba Lucy con su padre el herrero

-Mi hija tiene algo que decirles a ustedes, majestades- dijo el pobre herrero con una voz que no le gustaba nada lo que estaba pasando, era obvio que odiaba a las personas de “alta sociedad”-
-Bueno entonces que hablé- sonrió mi padre mirando a Lucy la cual clavo su mirada en mi-
-Quiero contraer matrimonio con la alteza Lauren Jáuregui- Ahora ella sonrió llevándose la atención de todos y no era obvio por la sonrisa, si no por la semejante cosa que acaba de decir-

La Duquesa de VenomaniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora