Capítulo 07

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Tasya ya había perdido la cuenta de cuánto tiempo llevaba en la prisión.

Los días se escurrían en semanas y las semanas en meses, dejando así el paso del tiempo que ya a casi nadie le importaba. Desde el inicio del Apocalipsis, las personas habían dejado de ver la hora, los días, los años. El calendario era algo absurdo en esos tiempos y, los relojes que aún tenían cuerda, eran mantenidos únicamente para no perder los hábitos del pasado, más que por necesidad.

Y ahora, la joven rusa, se encontraba sentada en su usual lugar. Bajo el inconmensurable cosmos, sobre una silla, abrazándose a ella misma con los ojos un poco rojos e hinchados.

Algo le sucedía, y los que sabían observar podrían descubrir el qué.

Pero dadas las altas horas de la noche, no había ni un alma en el patio que le hiciera compañía, a excepción de los que hacían guardia que no se fijaban en su persona.

Así que se encontraba acomodada en su soledad, rodeada de fantasmas que martillaban su cabeza recordándole lo estúpida que a veces era al molestarse y ponerse mal por tonterías.

Aunque, para ella, no eran tonterías.

Se levantó sola ese día. Y para todos sonaría normal, pero no para ella, que ya se había acostumbrado a la presencia del arquero en su celda por las mañanas.

Al principio creyó que Dixon no la despertó porque era temprano todavía, pero después notó que todos habían empezado a trabajar, por lo que tuvo que cambiarse y salir.

Lo malo fue, que luego tampoco encontró a Daryl. Que lo buscó en cada rincón de su hogar y que no había señales del mayor. Que además, nadie parecía haberlo visto, como si su amigo se hubiese esfumado de la tierra de un día para el otro.

Y cuando se armó de valor para preguntarle a Rick, tratando de no sonar tan preocupada, el líder se rió.

—Daryl fue a cazar temprano— contestó sonriendo, sin mirarla, tirando de una zanahoria para poder sacarla de la tierra.

Rick había comenzado a ser una especie de agricultor, y eso era más que bueno. Todos necesitaban comer vegetales frescos y tal. Pero ahora aquello no podía interesarle menos.

—Rick, no mientas— respondió ella, cruzándose de brazos, entrecerrando sus ojos mientras lo observaba desde arriba. Grimes se sorprendió al escucharla pronunciar las palabras y los verbos tan bien dichos y conjugados.

—No lo hago...

—Si lo haces— bufó —No me miras. Daryl siempre me avisa a mi si se va a cazar. No me lo oculta...

Entonces Rick se apiadó, y acabó confesándole lo que sucedió hacía un par de horas atrás. Pidiéndole que no se preocupara de antemano, ya que seguro se solucionaría pronto.

Eso la hizo sentirse nerviosa y bastante asustada. Ya se estaba preocupando y ni la historia había escuchado. Pero intentó no mostrarse alterada, respiró hondo, y se paró bien en el suelo para oír al ojiazul con atención.

Y la verdad, le hubiese gustado estar sentada. Pues cuando terminó de escuchar todo, no supo cómo no empezó a llorar como una desgraciada.

Tasya 《Daryl Dixon》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora