《°•2•°》

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Ambas cenaron y a pesar de lo arriesgado de la situación, la dueña de casa no pudo resistirse a hacerle unas cuantas preguntas a la joven.

- ¿Por qué te escapaste de tu hogar...?

- Ese lugar es horrible, yo podía vivir una vida completamente rodeada de lujos y de respeto, pero el trato que recibía era inaceptable. Las mujeres nunca podremos decidir por nosotras mismas nuestro futuro, no podemos opinar ni decidir. En mi familia, como en tantas otras familias de un gran linaje, ser mujer es algo asi como un pecado, naces y desde temprana edad te van educando para ser una 'excelente' esposa y madre. Mis padres siempre han estado en la busca de un hijo varón, para que en un futuro, él pudiese tomar el puesto de mi padre como Rey. Por lo que yo estudié, creo que no hubo ninguna monarca que halla sido mujer.

- Ya veo, tu situación es horrible. Pero hay algo que en tu educación no te han dicho, pero hubo un tiempo en el que una mujer fue Reina, y fue la mejor monarca que pudimos haber tenido en mucho tiempo.._

- ¿Q-qué? ¿Eso es cierto?_

- Oh, claro que si..~ -Se levantó de su asiento y se acercó a un pequeño baúl, lo abrió y de allí sacó unos periodicos desgastados, sucios, pero entendibles.-

Arisa no podía creerlo, que le hayan ocultado ese hecho tan importante y que su crianza fuese bajo el lema de que "la mujer solo debía ser una buena madre y esposa, nada más".

- Su nombre era Melissa, ella fue una monarca muy querida y justa. Lamentablemente, mucho tiempo después, fue hallada muerta en su habitación. Algunos creen que alguien de la servidumbre la envenó y otros que simplemente fue por "la edad"._

Su completa atención estaba en la mujer que con lujo y detalle le contaba aquellos sucesos tan importantes y que para ella fueron estrictamente prohibidos por su familia.

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°•°•.En el castillo de la familia Sakamaki..~•°.⭒⭑.•°

- ¡No hay muchos lugares al que pudo haber ido! ¡Solo es una niña de 17 años! ¡Malditos inutiles que no saben hacer nada! -El vampiro de largos y blancos cabellos estaba desesperado,su hija había desaparecido y no precisamente estaba preocupado por ella, si no por si llegaba a decir algo que comprometiese su honor y su reinado.-

Los guardias rápidamente salieron del castillo, varios jinetes montaron sus caballos y partieron en la busqueda de la joven perdida.

Las puertas se abrieron y dejaron ver al hermano menor de Karlheinz; Richter Sakamaki. Un hombre de cabellos verdosos y largos que ocultaba en sus prendas,mirada penetrante y que daba muy mala espina. Detrás de él ingreso un joven de cabello corto y de un castaño entre claro y oscuro, vestía de manera formal. Entre sus manos traía un cuadernillo y una pluma en el cual anotaba todos los apretujados horarios de Richter.-

- Tus gritos se oyen desde afuera del castillo, deberías calmarte si no quieres seguir llamando la atención..

- Tsk..No estoy para soportar tus burlas Richter -Sus orbes dorados miraron a su hermano y luego se dirigieron al joven acompañante.- ¿Y quién es ese? -habló refiriéndose al peli-castaño.-

- Ah...El es Giuliam,mi asistente, mi mano derecha y fiel aliado..~ -Poso su mano en el hombro derecho del menor y dio unos cuantos leves golpes.- A ti te haría falta un o una asistente, eres un desastre organizándote

- No tengo tiempo para buscar una..

- ¿No tienes tiempo?.... o más bien temes terminar acostándote con ella..?

-Cierra la maldita boca, ¿Quieres?

En eso dos jovenes de apenas unas pequeñas diferencias de estatura entraron al lugar, ambas llevando consigo dos bandejas en la cual, cada una llevaba un tipo distinto de té. Uno era por pedido de Karlheinz y la otra para Richter.

Ambas chicas estaban vestidas con un uniforme que consistía en un vestido hasta las rodillas, cubría por completo sus brazos y parte de su cuello, este tenía volados blancos justo donde terminaba el vestido y de igual manera en el cuello. Su color era un azulado opaco, casi negro.
Una de ellas tenía el cabello oscuro y largo recogido en una simple trenza que terminaba en la mitad de su espalda. Sus ojos eran oscuros, resaltaban con su palida piel. Su expresión era seria, hasta daba miedo y no era de hablar mucho, excepto con su compañera.

La otra joven era unos centímetros más bajita que la antes mencionada,su cabello era castaño oscuro, corto un poco más por encima de los hombros y unas leves ojeras bajo sus ojos delataban su mal dormir.

La pelinegra se encargó de dejar una taza en el escritorio del peli-blanco y seguidamente tomar la tetera y servir un poco de té de rosas. Mientras que la castaña dejaba dos tazas en el otro extremo del escritorio y sirvió un poco de té negro para la visita y para el joven que acompañaba también.

- Con su permiso... -Ambas jóvenes hicieron una reverencia y caminaron hasta salir de aquel lugar.

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Llegaron a la cocina y rápidamente la peli-negra suspiró con frustración apoyando la bandeja con brusquedad sobre la mesa.

- Estoy harta de trabajar para estos monstruos...

- Lo se, igual yo... -Contestó su compañera.- ¿Pero qué podemos hacer? Si huimos, moriremos de frío y hambre...además sabes que las mujeres no tenemos derechos que nos defiendan, trabajar y vivir aquí es horrible pero es...algo que por lo menos nos mantiene vivas...

- Si,lo se... -Acomodó su cabello.- Estoy preocupada por la joven Arisa...aún nadie sabe nada de su paradero o si está bien...

- Estoy segura que está bien,aunque también estoy preocupada... -Soltó un suspiro.- Es entendible...la pobre debió de estar muy atormentada.
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Luego de unas horas, se escuchó unos leves golpes en la puerta de la cocina y una de las jovenes sirvientas abrió la puerta dejándo ver al ayudante de Richter, el cuál, llevaba una bandeja con las tazas de té vacías.

- Vengo a traer de regreso esto y a agradecer por lo mismo. Estuvo delicioso...-Una sonrisa se dibujó en su rostro.

✞Atrapada✞ 《✞ En progreso✞》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora