Erik miraba a los humanos como todas las noches desde lo mas alto del cielo, desde que tenía memoria era uno de sus pasatiempos mas placenteros, antes le parecían los seres mas fascinantes, creaban cosas curiosas y se podían relacionar de una manera muy extraordinaria. Amaba sus creaciones, desde una simple rueda, hasta la ultima tecnología, lo único malo y que le molestaba era que como todo ser vivo eran mortales.
Su mortalidad era algo que le molestaba, algunos siempre morían en la cúspide de su vida o cuando estaban apunto de crear la cura de alguna enfermedad o algún artefacto nuevo y los que se quedaban con la investigación tardaban años en realizarla y se quedaban con un crédito que no les correspondía.
Otra cosa molesta es que nunca podía recordar todos los rostros, para el la vida de los humanos pasaba tan rápido como la de una estrella fugas, ni siquiera podía llegar a encariñarse o conocer a uno antes de que muriera, por esa razón habia terminado enojándose un poco de ellos.
Ahora los humanos ya no eran tan fuertes y geniales como lo creía en un principio, ahora le parecían muy frágiles, carentes de fuerza, en conclusión: eran débiles, morían con mucha facilidad y muchas veces de manera muy ilógica y tonta ante sus ojos. Pero por alguna extraña razón siempre llamaban su atención de una manera sobrenatural.
Tal vez si su vida fuera mas larga podría ver nuevas creaciones con mayor rapidez, tal vez así se sorprendería día con día con cada nuevo experimento o invento que realizaran, tal vez el hombre que estaba investigando la cura del cáncer podría llegar a realizarla si viviera mas años podría llegar a salvar mas vidas, tendrían el crédito, la gloría y sobre todo el tiempo para disfrutarlo... si tan solo fueran mas longevos... si tan solo tuvieran mas vida podría llegar a recordar un rostro... si tan solo fueran inmortales como el podría bajar, ser uno como ellos, podría llegar a participar en actividades cotidianas y por fin sentirse parte de algo en ese enorme universo.
Ese ultimo pensamiento lo hizo sonreír, "el si tan solo" iba a cambiar, los humanos ya no iban a preocuparse mas, ya no iba a ser un mero espectador, bajaría al mundo a divertirse con ellos sin que le preocupara su rostro, ya que el les daría el mejor regalo a la humanidad, el les otorgaría el regalo de la inmortalidad.
Así que espero por la noche adecuada, cuando las estrellas brillaban en lo mas alto del cielo, cuando la luna estaba en su máximo esplendor, cuando el sol iluminara de la manera mas brillante la superficie lanzo un conjuro sobre todo habitante que pisaran el sagrado planeta tierra, haciendo que algo cambiara en el interior de todos los humanos, compartiendo así su inmortalidad con estos.
Aquellos humanos que aun no pisaban la tierra serian exterminados, pues en su utopía perfecta no podría darles el lujo a los humanos de procrear, seria algo contraproducente y crearía sobre población. Ademas a sus oídos no habia algo mas molesto que el llanto de un bebe.
Sonrió al ver a las personas aun con su cotidiana vida, los humanos veían su vida de forma normal, ya quería ver la cara de cada uno de estos cuando se dieran cuenta que hicieran lo que hicieran no podrían morir.
Ya no habría mas muertes y un mundo perfecto de aparecía bajo sus pies, un mundo digno de ser pisado, de ser reinado y con ese ultimo pensar decidió bajar a la tierra para coronarse como como su rey.
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Este fic lo tengo en mi cabeza desde hace días y no sale, espero les guste. El nombre del fic no me convence por lo que tal vez lo cambie.