1. Incomprensible

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Basada en los personajes y la historia de mi fic "Diecisiete".

Este One Shot comienza con una escena que termina inconclusa en el capítulo 12 del fic, con la frase: "Arma y funda hicieron un ruido sordo al aterrizar sobre la mesa del refugio".

Esta es la continuación :)

.:: RETAZOS DE UNA METAMORFOSIS ::.

Capítulo I: Incomprensible

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Arma y funda hicieron un ruido sordo al aterrizar sobre la mesa del refugio.

Ruby abrazó su cintura. Sus manos subieron por la espalda de Diecisiete mientras un beso largo cerraba sus ojos y sellaba sus mordaces labios, evitando que el androide dijera algo inoportuno. Aunque no habría sido necesario ese detalle; de todas formas, Diecisiete desconocía qué podía decirse en aquella situación.

Las manos de Ruby se colaron, entonces, por debajo de su camisa y sus dedos dibujaron aleatorias formas en su piel. El contacto, aunque suave, provocó que aquel inexplicable temblor, que comenzó momentos antes, se agudizara.

Él titubeó. El placer que acababa de descubrir en los besos de Ruby le sacudía tan fuerte que estaba poniendo en jaque su férrea voluntad.

—Tranquilo —susurró ella, junto a su oído, al sentir su nerviosismo—. Tranquilo...

Mientras la camisa del Ranger era lentamente desabotonada, ella le guió hasta el dormitorio, caminando hacia atrás; sus manos apartando torpemente la tela de sus hombros y sus bocas unidas en un sensual y continuo roce.

Sentir las manos de una mujer en su propia piel era algo extrañísimo, pero le estaba gustando tanto que no alcanzaba a comprender por qué había esperado todo aquel tiempo, testarudo como sólo él podía ser e inmerso como había estado en la duda causada por el desconocimiento.

La camisa cayó al suelo y en seguida la siguió la ropa de Ruby. Lo que estaban haciendo era muy diferente a la maldad y el horror de aquello para lo que Diecisiete había sido creado. Y la piel de ella era tan sedosa, pálida y caliente que no se creía ya capaz de usar sus manos para algo diferente a tocarla.

Sólo a ella le permitiría llegar más lejos que nadie, en aquel instante lo tuvo claro. Y, de lo más recóndito de su mente, rescató el apremio que desconocía poseer, la urgencia de pegarse más y más a ella.

No supo en qué momento se quedó descalzo y sin pantalones, permitiéndole a ella que le despojara de cada prenda con necesidad. Y, perdiendo la noción del tiempo y el espacio, se halló, de repente, sentado en el borde de aquella cama, con ella a horcajadas sobre él, desnudos ambos.

Miró sus ojos oscuros, las cejas fruncidas en un gesto de desesperación más cercano al sufrimiento que al placer. Entonces, poseído por un impulso inexplicable, mordió sus labios, su mentón, sus senos... El instinto se abría paso y la garganta de Ruby profirió unos sorprendentes y adictivos sonidos.

A decir verdad él no tenía ni idea de cómo debió lucir su propio rostro el instante en el que, dirigido hábilmente por las experimentadas manos de ella, se deslizó dentro de su cuerpo.

¡Joder! ¡Eso fue mucho más de lo que él estaba preparado para soportar!

Su calidez y la sensación de notarla aprisionándole en aquel movimiento repetitivo con el que se balanceaba sobre él, fueron demoledoras. Su propio corazón comenzó a latir a un ritmo tan frenético que creyó que se le saldría del pecho.

Retazos de una metamorfosisWhere stories live. Discover now