Tres

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Capítulo 3

          Gemí mientras rodaba por la cama hasta quedar bocabajo en esta, tapándome la cabeza con una almohada.

—¡LEVÁNTATE! —otro grito proveniente del piso de abajo me hizo volver a gemir de la frustración—¿¡SABES QUÉ HORA ES?! ¡TE VAS A HACER TARDE!

          Ganas no me faltaban para bajar y taparle la boca a mi madre para que dejara de gritar por una maldita vez, pero eso daría de resultado un gran regaño que me pondría incluso de peor humor. Odiaba que me levantaran con gritos, me ponía de muy mal humor por las mañanas y eso hacía que tuviera cara de burro durante el resto del día; algo que mi madre tenía la manía de hacer todos los días. Si viniera en mi habitación y me levantara como es debido, no tardaría ni cinco minutos en salir de la cama.

—Buenos días, hermanita. —la voz de mi hermano hizo que quitara el "escudo" que tenía en mi cabeza y me volteara hacia la puerta.

          Ya estaba vestido y con la mochila colgada en sus hombros. Se acercó a la cama y se sentó a en el borde de esta mientras sonreía.

—¿No piensas ir al instituto hoy o qué? —preguntó llevando su mano a mi pelo y dándome leves caricias.

—Si solo mamá me levantara como lo hace contigo, ya estaría desayunando. —repliqué con la voz ronca por el sueño.

          Mi hermano tenía el privilegio de que mi madre lo despertara como si de un príncipe se tratara y mi hermana era tan responsable que se levantaba sola, a consecuencia de que yo fuera la única a la que tenía que levantar a gritos.

—Pero si ya lo hago yo todos los días.

          Si, y por cosas como estas lo amaba tanto como lo hacía. Él siempre se aseguraba de que yo estuviera feliz, no importaba en qué situación estuviéramos; se encargaba de que nuestros padres me dieran el mismo derecho que él —aunque muchas veces fallaba, pero lo que contaba era la intención— y tenía una mentalidad totalmente diferente a cualquier miembro de esta familia.

—Y sabes que te amo por eso. —dije, levantándome de la cama para luego entrar al baño.— Pero no es lo mismo.

          Después de diez minutos, que consistieron en lavarme la cara rápidamente, cepillarme los dientes y ponerme la ropa a la velocidad de la luz, finalmente estaba en la cocina esperando a que mi madre me diera lo que sea que haya hecho para desayunar. Adam me estaba esperando en la puerta mientras hablaba con alguien por teléfono, andando de un lado a otro.

—Por haberte levantado tarde, no debería de darte el desayuno. —dijo mientras estaba a espaldas de mi, haciendo no sé qué en la encimera de la cocina— Pero aquí tienes, te conformas con esto.

          Cogí de mala gana la manzana que me estaba tendiendo y salí pitando hacia dónde estaba Adam. Si hubiera sabido que era una maldita manzana, ¡la habría cogido yo misma!. Al llegar a la puerta, vi a nuestro padre entrando por la misma. Se paró al lado de Adam y le palmeó la espalda con una sonrisa en la cara.

—Que tengas un buen día, campeón. —dicho esto, se adentró al salón.

          No debería afectarme, no debería afectarme, no debería afect... a la mierda. Salí de casa pisándole los talones a Adam y nos encaminamos hacia el instituto. Intenté que mi hermano no se diera cuenta de que estaba enfadada por el hecho de que papá le tratara mejor a él que a mi —que seguramente eran paranoias mías—, hablándole sobre cosas al azar.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2019 ⏰

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