Inmarcesible

Chica hogar.

Era el tipo de chica del cigarro en la mano y flores en los pulmones.
Era el tipo de chica que se vestía de sonrisa solo para los que lo necesitaban, ella estaba a gusto estando triste.
Era el tipo de chica que de tan fría que era quemaba, aunque llevase fuego adentro.
Era el tipo de chica cuyos ojos gritaban que en sus brazos todo era hogar.
Era el tipo de chica con la que te duelen los pies y no el corazón.
Era el tipo de chica que si eras lo suficiente valiente para realmente verla y no solo mirarla, se quedaba. Se quedaba si eras capaz de hacerlo tu también o aunque te fueras, seguía estando ahí.
Era el tipo de chica que sabias que te haría inmortal en sus poemas, aunque salieras corriendo por lo bien que abrazaba tus miedos.
Era el tipo de chica de la que hablarías a tus nietos, describiéndola como ese gran amor, el amor de tu vida no. No te equivoques. Como ese amor que se te mete debajo de la piel, enciende tu llama y hace que te lo cuestiones todo cuando lo pierdes. Ese amor que te llena, ese amor que no se repetirá dos veces.

Todo eso antes de ti. ¿Después? Después sigue siendo la misma, pero con unos cuantos poemas más. Puede ser que le hayas dejado una herida más y haya roto a llorar alguna que otra vez.

No pienses que tu ausencia le ha hecho perder nada, sigue siendo tan pura poesía y arte como antes de que llegaras tú. Y lo seguirá siendo, aunque vuelvas o aunque llegue otro que se crea lo suficientemente importante como para cambiar a la chica hogar de cigarros en la mano y flores en el pecho.