El Herrero de Corazones

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Mi abuela solía contarme la historia del herrero de corazones, era un hombre puro y bueno, siempre sirviendo, siempre sonriendo. Nunca cobraba por un servicio, nunca recibía queja por su desempeño. Un día, una hermosa mujer llegó a su local, aquella mujer llevaba en su rostro la tragedia marcada, sus mejillas tenían restos de rimel y sus ojos y nariz un leve tono rojo dando a conocer que había llorado, esta mujer le entregó al herrero su corazón, le pidió al borde del llanto que por favor lo arreglara, que deseaba amar tanto como deseaba vivir, el hombre, con calma revisó el corazón, le faltaban piezas esenciales, pero no le dijo nada, le sonrió a aquella mujer y le dijo: "no se preocupe bella dama, su corazón estará listo para mañana". La mujer, un poco más tranquila decidió creer en el hombre y se fue, al día siguiente volvió y como el herrero prometió, ahí estaba su corazón, como nuevo, no había nadie en el local, sin embargo él dejó una nota.

Por favor cuídalo, corazones como el tuyo solo se ven una vez. Ama tanto como deseas vivir, vive tanto como mereces amar querida.

Ella con sonrió de manera sincera y tomó su corazón, salió del local con una sonrisa en los labios y un calor acogedor en su pecho.

Aquel hombre la veía desde siempre, la conocía desde que eran pequeños, siempre vio como intentaba encajar y como no lo conseguía, cuando finalmente vio que ella lo lograba, no se pudo negar cuando su ayuda requería, es por eso que el humilde herrero le entregó su propio corazón con todo el amor que el sentía por ella, con las pocas fuerzas que le quedaban la vio recoger su corazón e irse sonriente, fue ahí que supo, que su misión en este mundo cruel y desalmado por fin había terminado.

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