Revelaciones ocultas

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Narrado por Sra. Antonia.

Elena era perfecta para mí nieto, no vendría de una de una importante familia, pero era inteligente, elegante, guapa, educada y el complemento perfecto para mí nieto. En principio se odiaron, pero tras presenciar varias de sus broncas supe que la cosa terminaría en amor.

No podía dejar que la empresa que tanto esfuerzo nos contó levantar a la familia, terminara en manos de los Ruíz.

Idee un plan perfecto, casé a mi nieto y heredero con Elena. Ellos no lo sabían pero ese matrimonio terminaría siendo invalidado, por lo que a mí me constaban ya se habían saltado alguna que otra clausula del contrato matrimonial...

Lo que no me gustó fue saber que Paula había regresado a su vida, esa chica era lo peor y no lo digo porque su familia se dedicara al tráfico de drogas. Fingió su propia muerte, disparó a mi nieto e intentó meterse en la relación de Alejandro y Elena con mentiras. Como no lo consiguió se alió con los enemigos de estos para acabar con sus vidas. Me preocupaba que hubiesen pasado meses desde el secuestro de Elena y todavía no la hubiesen detenido.

También estaba Adrienna, era muy buena niña y de importante posición social. Demasiado encaprichada con mi nieto, aunque al final lo ayudó a darle celos a su mujer.

Sonia cometió el error de ser una lagarta demasiado ambiciosa, como no pudo cazar a mi nieto se lio con el tal Lucas. Menos mal que tras el secuestro de Elena, fue llevada a prisión. Quedaba poco para que saliese el juicio y fuera condenada por el incendio, amenazas mediante anónimos, secuestro y muy posible por un delito de robo y asesinato junto a su padre, esto último todavía estaba por demostrarse.

Del hermano de Paula no puedo decir mucho. En principio no me gustó nada su acercamiento hacia mi nueva nieta, aunque reconocía que estaba haciendo un buen trabajo protegiéndola, excepto por cuando uno de mis hombres me contó que la había llevado a una entrega en Valencia. El día que me enteré que trabajaba para la policía, no me lo podía creer. Pero si algo me demostró que era legal y un buen hombre, fue ver como amaba a Elena en silencio y nunca interfiriera en su relación para intentar quedarse con ella.

Todos estos años había vivido en paz hasta que en el ático de mi nieto, el día que visité a Elena me mostró un portafotos donde salían sus padres. El pasado volvió a nuestras vidas, sus padres y uno de mis hijos se conocieron en el pasado, mi hijo terminó asesinado y sus padres también. Jamás pensé que la chica que atropellé aquel día, fuese hija de aquel matrimonio que murió inocentemente.

Las cosas se estaban complicando demasiado y estaba llegando la hora de que algunas cosas salieran a la luz.

Pedro y Carmen solo eran los verdaderos padres de Natalia. Cuando Alejandro era muy pequeño sus padres fueron asesinados, mi hijo Pedro y su mujer lo adoptaron como si fuese suyo propio, luego nació mi nieta y ambos se criaron como si fuesen hermanos de sangre.

Cuando pasamos las navidades en la finca de Jaén, mi hijo Pedro le estuvo contando a mi marido que los habían secuestrado en Sierra Leona, les estaban pidiendo la llave que hace trece años mi difunto hijo y verdadero padre de Alejandro, le entregó a sus mejores amigos. Yo intuía donde se encontraba esa llave, había visto una de esas características el día que me enteré quienes eran los padres de Elena.

Antes que asesinaran al último hijo que me quedaba con vida y a su mujer, en ese accidente de avioneta dejando huérfanos a mis dos nietos, Ramón y yo estuvimos recibiendo amenazas. Estaban dispuestos a matarnos a toda la familia Rodríguez, si no le entregábamos la llave de la caja del banco donde se encontraban los diamantes.

Mis hijos eran unos adolescentes, cuando empezaron a juntarse con gente relacionada con el tráfico de diamantes, conocieron a un tal Pablo y esté les dio trabajo como pilotos de avionetas para sacar los diamantes de África. Llevaban meses sin cobrar, el padre de mi nieto Alejandro se quedó para él un puñado de diamantes, sabían que lo estaban persiguiendo y para no meternos en líos a la familia, los guardó en una caja de seguridad en un banco y le dio la llave a sus mejores amigos. Días después mi hijo y su mujer aparecieron muertos en la casa de Melilla.

Por ese motivo desde pequeños mis nietos aprendieron a pelear y disparar, necesitaban estar preparados por emergencias. Ellos no sabían la historia, pero si Ramón y yo no lográbamos contener a los malos, terminarían haciendo preguntas y descubriendo toda la mierda que escondía el pasado.

Mi marido tuvo que viajar a Italia para verse con uno de los hombres del tal Pablo, al parecer tenían una pista de quien tenía la llave de la caja donde estaban los diamantes. Para quitarlos del medio, mandamos a mi nieta y su amigo Gonzalo a Estados Unidos con la excusa de un curso de moda, Elena y mi nieto se irían a un país que no quise saber cual era, así en caso de venir a por mí esos matones, no les podría dar información porque no la sabría.

Todas mis sospechas se disiparon el día que me enteré que Elena era dueña del Hospital Salcedo, yo era accionista minoritaria porque heredé las acciones que el padre de mi nieto me dejó antes de que lo asesinasen.

El día que todo saliese a la luz, tanto mis nietos como Elena nos odiarían a mí y a mi marido.

Sin darnos cuenta llevaban ocho meses casados, les quedaban cuatro meses para que el contrato de su matrimonio finalizase...

Ahora tocaba que los muchachos poco a poco fuesen descubriendo cosas y ver sus reacciones.

¿Nos odiaran cuando sepan la verdad? Posiblemente, espero que entiendan que todo lo hicimos por evitarles sufrimiento.

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Un capítulo corto, pero muy intenso. El final está cerca...

LA CHICA DEL CABELLO AZUL (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora