Two Shot 🎶

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Seungcheol dormía plácidamente en su cama cuando Jeonghan entró a la habitación. Abrió las cortinas y las ventanas, y como el chico de cabello plateado no despertaba, le arrojó un vaso de agua sobre la cara.

-Ahh!!- Seungcheol despertó de golpe mientras se incorporaba asustado- ¿Que Mier...?- Acababa de ver al chico rubio- ¡¿Por qué hiciste eso?!- Gritó enojado- ¿Y qué demonios haces en mi habitación?

Jeonghan lo miraba a los ojos sin expresión alguna en su rostro- Desde hoy, y hasta que acabe el contrato, viviré aquí.

-¿Qué?- Seungcheol no entendía nada.

-Te advertí que leyeras antes de firmar- Dijo el rubio seriamente mientras sacaba un papel de su bolsillo- El contrato que firmaste ayer, específica que desde el momento en que me convertí en tu manager, tu vida está bajo mi supervisión. Cada cosa que hagas, deberá ser autorizada por mi. Tus cuentas bancarias han sido congeladas y sólo podrás usar el dinero necesario para lo indispensable. No podrás asistir a fiestas a menos que sean parte promocional de tu gira, en cuyo caso serás acompañado por mi (Como en todo lo que hagas durante los próximos tres meses), no puedes fumar, usar drogas o beber alcohol. Serás sometido a un test de alcoholemia diario y si lo considero necesario, también te realizarás screening de drogas. Puedes traer mujeres u hombres (Como prefieras), pero deben marcharse antes de media noche. Te despertarás cada día a las seis de la mañana, harás ejercicio y luego organizaremos el concierto. Si desobedeces alguna de las reglas, tu dinero y tus acciones pasarán automáticamente a la cuenta de algún centro de beneficencia y yo me largaré. ¿Entendido?

Seungcheol lo miró con la boca abierta. No supo que decir.

-Lo tomaré como un si. Tienes diez minutos para ir al lavabo y vestirte. Te espero en el hall.

Shock, esa era la palabra. Yoon le había dejado el contrato en la mesa de noche, y si, todo lo que él había dicho, estaba especificado en las reglas. Y además, había una hermosa firma al final de un "acepto", que reconoció como la propia. Si quería conservar su fortuna, tendría que apegarse a las reglas. Encontró ropa deportiva sobre la cama, que supuso debía vestir, usó el lavabo y bajó al hall. Jeonghan lo esperaba con la misma tenida y una botella de agua en cada mano.

-La rutina del día comienza con deporte. Correremos cinco kilómetros diarios, así que hazte la idea.

Fue horrible. Habían pasado meses desde la última vez que Seungcheol había hecho alguna clase de deporte. Y el chico rubio no tuvo piedad. A mitad de camino lo detuvo para hacer sentadillas, abdominales y lagartijas. Y al regresar a casa, estaba exausto.

-Báñate, vístete y ven a desayunar. Luego iremos al estudio. Necesitas practicar para el concierto.

-¡Estoy exausto!

-Eso es porque no haces suficiente deporte. En un par de días te acostumbrarás. Tienes media hora.

Dicho esto, se marchó a su habitación (¿En qué minuto se había mudado e instalado allí?). El desayuno incluía proteínas y frutas. Nada de café. El pelinegro quería morir. Y diez minutos después, se encontraban camino al estudio. Jeonghan le entregó una botella con un batido anaranjado.

-Ésto te reanimará- Y realmente lo hizo. Sabía a limonada.

Lo primero que hicieron al llegar al estudio, fue organizar el concierto de apertura, que se llevaría a cabo en la ciudad. Jeonghan había redactado el itinerario y tenía prácticamente todo listo: ensayo a las nueve, almuerzo a las una (Que incluía mucha proteína y ensaladas saludables), prueba de audio a las tres de la tarde, gimnasio de siete a ocho, cena a las nueve, y a las diez, estaba tan agotado, que ni siquiera protestó cuando el rubio lo envió a su cuarto. El itinerario se repitió por los siguientes cuatro días, incluyendo el test de alcoholemia apenas despertaba, sin embargo, Seungcheol terminaba cada día tan agotado, que ni siquiera podía pensar en irse de fiesta. Ya ni siquiera tenía fuerzas para reclamar, y cuando desobedecía, Yoon no solo le  recordaba lo que sucedería, si no que además, se le ocurrían macabras ideas para castigarlo (Como un jarrón de agua fría si no despertaba, o cien abdominales si no corría los cinco kilómetros diarios). Sin embargo, con el paso de los días, sentía que ganaba más energías, comenzaba a gustarle su nueva rutina, pero el día viernes, luego del ejercicio matutino, Jeonghan le pidió que se pusiera ropa cómoda.

-Hoy tengo preparado algo más.

Seungcheol obedeció, y al regresar, encontró a su "amo por los siguientes tres meses" vestido con una sencilla camisa celeste a rayas y vaqueros. Lucía bastante apuesto.

-Sube- Dijo mientras entraba en su propio auto. Eso era extraño, considerando que solían usar el auto de Seungcheol, que era conducido por un chofer.

-¿A dónde vamos?- preguntó intrigado Seungcheol.

-Ya verás.

Jeonghan condujo en silencio durante casi media hora, y luego se adentró en una zona de la periferia, que claramente no pertenecía a la más alta sociedad, y se detuvo fuera de una pequeña casa, cuya fachada no estaba en las mejores condiciones.

-¿Que hacemos aquí?

-Parte de tu trabajo como artista, es inspirar a los demás a ser mejores personas. A eso hemos venido hoy.

Jeonghan se bajó del auto y caminó hasta la puerta, dio dos pequeños golpes y una mujer regordeta y bajita apareció en ella.

-¡Hannie!- Dijo la mujer sonriendo mientras lo abrazaba afectuosamente. Jeonghan le devolvió el abrazó con una sonrisa.

Seungcheol bajó del auto y lo siguió, justo en el momento en que al menos cinco pequeños niños salían corriendo de la casa y abrazaban al rubio. Sólo entonces se fijó en el pequeño letrero que había sobre la puerta de la entrada: "Hogar de Caridad Para Niños Desamparados".

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SHINNING OVER YOU [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora