Capítulo 1: Dulce consecuencia

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Sé que me reñirán, me digo a mí misma mientras bajo las escaleras. Me han llamado por mi segundo nombre, estoy más que segura que me reñirán. Mis padres están sentados en el sofá de las malas noticias. Oh no.

Esta tarde el director de mi instituto ha llamado a mis padres porque he cometido otra infracción: llamé a Sarah Miller "cerda anoréxica", y por supuesto no todo va tan bien como en los libros. Debo admitir que desde que Hush Hush es mi saga favorita he sentido el impulso de llamar así a Sarah, es que es tan parecida a Marcie, ¡Dios! Es tan insoportable la mayoría del tiempo.

Cuando mis padres llegaron al instituto por la llamada del director su expresión demostraba más que enojo, decepción. No me pidieron que me quedara afuera de la oficina del director hasta que acabaran, sino que me aplicaron el tan conocido "arreglamos esto es casa", lo que me hizo concluir que el castigo iba a ser bastante fuerte.

Y justo ahora lo puedo comprobar.

Mi madre tiene un folleto en sus manos. ¿De qué va esto? Frunzo el ceño y veo cómo mi padre intenta escupir lo que me tiene que decir de una vez para no enojarse más. Lo que me va a decir es malo, algo muy malo.

- Laia, te enviaremos a un internado. -suelta mi padre y me provoca un grito ahogado.

- No. -refuto, negando con la cabeza, incrédula.

Mi madre decide integrarse a la conversación:

- El director ha decidido suspenderte por una semana, no podemos permitir que manche tu perfecto récord académico. -se puede notar a kilómetros que mi madre está decepcionada. Decepcionada de mí.

- ¿Me han preguntado qué es lo que quiero o ya los dos tomaron una decisión sin siquiera tomar en cuenta mi opinión? -pregunto cruzándome de brazos.

A continuación, mi padre responde de la manera que nunca esperé:

- Tu opinión ya no es relevante aquí. Es necesario que aprendas a educarte; y si nosotros fracasamos en nuestra responsabilidad de hacerlo, esperamos que en un internado puedas aprender que cada error o mala acción tiene su consecuencia.

Me quedo estupefacta. Mi opinión ya no es relevante aquí, me repito mentalmente. ¿Desde cuándo se volvieron los dos en mi contra?

- ¿Y cómo es este internado? -pregunto y me siento frente a ellos.

Estoy destrozada. Esta vez de verdad los he decepcionado. Me arrepiento de cada una de las veces que maldije a mi profesora de matemáticas, quien sabía que yo hacía las cosas bien y aún así me reprobaba adrede. Bien, ella sí se lo merecía, pero yo no me merezco esto, ¿o sí?

Mis padres intercambian una mirada y luego mi madre me extiende el folleto que tenía en sus manos. Desganada lo tomo y le echo un vistazo a la portada, es colorida y llama bastante la atención. Tal vez no sea tan malo como suena.

Me destroza saber que tendré que dejar atrás a mi mejor amiga, a todas las personas que conozco. A mi gata. Oh, Miku. Se me hace un nudo en la garganta e inoportunamente se nota cuando decido preguntarles a mis padres la fecha de mi partida.

- Te irás mañana, con Melody. -dice mi padre.

- ¿Melody? -pregunto sorprendida.

Melody es mi prima favorita, de hecho, somos tan parecidas en cuanto a personalidad se refiere, con una excepción: ella es todo un modelo que seguir. Al menos siempre había sido así para mí. Dudo realmente que haya hecho algo tan malo como para que la envíen a un internado. También dudaba que mis padres llegasen a tomar una decisión como esta algún día, pero todo tiene su tiempo, y las personas pueden llegar a sorprenderte. Así que, pensándolo bien, puede que Melody se haya portado mal.

- Laia, quiero que sepas que siempre estuvimos orgullosos de que dieras lo mejor de ti en el instituto, y nada nos hacía tan feliz que saber que disfrutabas estudiando. -dice mi madre, y mi padre decide terminar lo que ella empezó a decir, echándole sal a la herida que ellos mismos me provocaron.

- Pero tus acciones nos decepcionaron mucho, sobre todo este último año. Sabes muy bien que las universidades se enfocan en el quinto año de preparatoria, y por alguna razón has decidido echarlo todo por la borda, y no podemos permitirte eso.

Unas cuantas lágrimas se resbalan por mis ojos y yo no puedo evitar sentirme fatal.

- No va a ser tan malo como lo describen los libros, te lo prometo. -me dice mi madre-. No te enviaríamos a un lugar en donde puedas correr peligro.

- Tu tío nos recomendó esta academia hace unas semanas, cuando te comenzaste a portar mal. -me dice mi padre-. Saldrás muy bien formada académicamente.


Ya no sentía ánimos de hablar con mis padres, esta vez habían llegado bastante lejos, casi tanto como lo hice yo.

- Será mejor que empaque mis cosas. -les dije.

Ellos asientes, dándome toda la razón.

Subo a mi habitación con el folleto en mis manos y pensando en que debo llamar a Lara para contarle lo que ha sucedido. De seguro esta noticia la sacará de quicio casi tanto como a mí.

Al darle la noticia a Lara, pega un alarido.

- ¡No puede ser! -exclama desde el otro lado del teléfono.

- Me iré mañana. -le digo desanimada mientras separo un vestido verde aqua para ponérmelo mañana.

- ¿Entonces ni siquiera tendré la oportunidad de despedirme de mi mejor amiga?

- Me temo que no. -digo cabizbaja.

Es increíble que me esté sucediendo esto a mí.

Tardo unas cuantas horas en empacar las cosas más importantes, cosas que sé que debería tener en todo momento. Mi madre se asoma a mi puerta y Melody aparece detrás de ella.

- ¡Melody! -grito y me abalanzo sobre ella.

Trae como siete maletas de ropa, mientras yo solo tengo unas cuatro. No cargaría siete maletas si no fuera porque tuviera dinero en ellas. Qué exagerada es.

Mi madre nos contempla desde el umbral de la puerta y luego dice:

- Creo que ya deberían irse a dormir, mañana el transporte de la academia las pasará a buscar a las 9 a.m.

Abro los ojos como platos, ¿qué ha dicho? Primero, me voy de casa y segundo, tendré que levantarme temprano para irme.

Melody se ha acostado en mi cama mientras revisa su móvil, yo le hago saber que iré a tomar una ducha.

Luego de unos minutos, cuando salí del baño y llegué a la puerta de mi habitación escuché que Melody hablaba por teléfono, y parecía enojada.

- Matthew, te dije que eliminaras esas fotos. -dice histérica -. Habíamos acordado en que eso no pasaría de nosotros dos, y estoy casi seguro de que ya todos tus amigos las han visto.

Esperé unos minutos fuera de la habitación para darle chance a Melody de terminar su discusión sin ponerse incómoda con mi presencia. Pero no puedo dejar de pensar en que ha dicho que ese chico tiene unas fotos suyas. ¿Y quién rayos es Matthew? Melody nunca lo había mencionado, al menos no frente a mí. Y si no lo había hecho debe ser porque no es nada serio. Pero si no es nada serio, ¿por qué le ha enviado fotos?

ACTUALIZANDO ¿Por qué eres tan malditamente perfecto?- YOIDETH CHENIERWhere stories live. Discover now