Estaba en la clase de matemáticas, un poco distraída, pensando en que realmente no es muy conveniente enamorarme de Frank, ni de ningún otro chico. No por ahora.
- Laia, ¿puedes pasar a la pizarra? -asentí con la cabeza y me puse de pie. -Encuentre las medidas faltantes del triángulo equilátero.
Luego de un par de minutos, ya tenía todos los valores necesarios, el profesor me felicitó y me pidió que volviera a mi silla. Frank me estaba observando. De hecho, todos lo hacían, pero no todos me importaban, solo él.
Me senté en mi puesto y empecé a garabatear en mi libreta, mientras pensaba en el hecho de que siento cosas por Frank, cosas muy fuertes, que me podrían hacer perder la cabeza, o la razón, solo por quererlo.
- ¿Qué estás escribiendo? -pregunta Frank en voz baja, mientras aparta mi mano de mi libreta.
- Nada. -digo y enseguida me sorprendo al ver que inconscientemente había estado dibujando una letra F junto a un corazón.
- Qué linda eres. -dice Frank y me hace un guiño. Oh no.
Se acercó a mí para darme un beso en la mejilla, pero el profesor nos vio.
- ¡Matthews! -Frank y yo nos sobresaltamos y en un abrir y cerrar de ojos, todos nos estaban viendo. -Deje de distraer a mi alumna.
Frank se incorporó en su silla y yo me reí nerviosa. Nunca me habían llamado la atención porque un chico me estuviese coqueteando.
Con Frank me han sucedido muchas cosas por primera vez, y tengo miedo de que me rompa el corazón y cada vez que vuelva a hacer algo, lo recuerde a él.
La campana sonó, notificando el final de la clase.
- ¡Chicos, hoy haré una fiesta en mi casa a las 21:00, les enviaré la dirección por Whatsapp! -anunció Frank en el corredor.
- Nos vemos allá, amigo. -le dice un chico de rizos cuando pasaba por su lado.
Los chicos fueron a almorzar, yo solo quería ir a mi habitación. Frank se ofreció a acompañarme. Me tomó de la mano y nos dirigimos al elevador, intentó quitarme el bolso para llevarlo él, pero le dije que no tenía que hacerlo.
Cuando entramos a mi habitación, Lanita corrió hacia mí y comencé a acariciarle.
- ¿Qué te pondrás ahora en la noche? -me pregunta y se agacha a mi lado para jugar con Lanita también.
- No tengo vestidos de fiesta. Bueno, sí, pero lo usé en el baile de San Valentín.
- Podemos ir a comprar uno si quieres. -dice, animándose.
- No tengo dinero.
- Yo lo pagaré. -se ofrece.
Dejé de acariciar a Lanita y le miré fijamente, con un poco de sorpresa.
- No es necesario. -dije- Puedo utilizar el que ya tengo.
- Oh, Laia, anda ya. -ladea la cabeza -. Sé lo mucho que detestan usar el mismo vestido en más de una ocasión.
- Pero no puedo darme esos lujos, ¿sabes?
- Yo sí te los puedo dar, así que debemos ir ya si queremos regresar a tiempo.
Fui al baño a cambiarme mis shorts y me puse unos jeans. Frank estaba jugando con Lanita aún.
- ¿Podemos llevarla? -pregunto.
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ACTUALIZANDO ¿Por qué eres tan malditamente perfecto?- YOIDETH CHENIER
Novela Juvenil"Cada vez que me sonríe, el mundo se detiene por un instante y me doy cuenta de que es malditamente perfecto." Laia es una chica muy brillante, aunque a veces no logre coordinar su maravilloso desempeño con su comportamiento en general. Y es esa la...