A la chica de la cesta de mimbre...

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Sí corazón, son las 14:35. 

Estamos a 39 grados a la sombra 

Y no puedo dejar de observarte. 

Esperas mirando el mar, 

sentada en la arena ardiente con tus pantalones piratas. 

A tu lado, 

el mantelito de picnic despliega sus cuadros; es blanco y rojo. 

Típico de una película americana. 

Yo observo como esperas

 mientras bebo tinto de verano. 

Estoy achicharrándome en la toalla.

Esperas. Lo sé por las veces que miras tu reloj.

Esperas. Incluso creo que yo también lo hago. 

Estamos a pocos metros

 y oí cómo te dijo que iba por fuego al coche.

 Yo me fumaba un cigarro. De eso hace ya treinta minutos.

Y te veo. En tu habitación desordenada llena de prendas descartadas.

Te veo preparar diferentes almuerzos,

 indecisa por si le gustará la comida. 

Te recoges el pelo en diferentes peinados 

buscando el más favorecedor, 

colocas tu perfume favorito 

en los puntos donde perdura el olor.

Habrás imaginado este momento miles de veces,

tecleando siempre frente a una pantalla. 

Pero ahora, tu cita se ha ido. Y no vuelve.

Doy otro sorbo al tinto de verano. 

Yo trago y tú suspiras.

 Hay tanto dolor en tu mirada gacha... que me pregunto 

si debería ofrecerte un vaso. Sin embargo, ya te marchas.

Observo alejarse tu espalda hundida. 

Tus pies se arrastran desnudos por la arena, 

no te importa que queme. 

Aún desde lejos, 

tu silueta amarga el sabor dulce del tinto. 

Me evoca todo lo que podría haberte dicho 

pero no dije: que no te desanimaras, 

quizás no era para tí. 

Que era mejor alguien que no te plantara así, 

alguien que te valorara lo suficiente 

para nunca despreciarte de esa manera. 

Te contaría todas mis malas cagadas 

y haría que te rieras con ellas. 

Le quitaría hierro al asunto 

y frivolizaría hasta llorar de risa las dos.

Pero ya te has ido y yo... no te dije nada. 

No era mi vida, quizás estuviera equivocada. 

Aún sigo aquí en la toalla y él aún no ha vuelto. 

Cae ya el atardecer mientras me marcho y él ni apareció.

Solo decirte que no te preocupes, 

tómalo como una experiencia.

Porque de los cobardes no se escribe;
pero de ti,

estoy escribiendo yo.

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¡Y aquí tenemos a nuestra nueva segunda  integrante de este libro!, quién es la dueña de éste hermoso escrito, ella es una fantástica escritora su nombre es TifaSteph , no se que más decir, sus palabras hablan por si solas, espero la apoyen y comenten, porque se lo merece. Ánimo cariño que tu lo que tienes es talento de sobra, y algún día brillarás más de lo que lo haces hoy en tus escritos😘👏👏👏

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