solo meditar

3 1 0
                                    

Ámsterdam, Países bajos

Era una tarde no tan cálida como solían ser todas en otoño, la brisa soplaba por la ventana de Callie, eran casi las 8 pm y ella seguía pensando, se había tomado ciertos momentos del día para pensar y meditar desde hace un tiempo, pero no veía resultados positivos en su comportamiento, seguía siendo como era a pesar de todo su seguimiento al tratamiento que el Dr. Jacob le había sugerido, a pesar de eso no era mejor como persona.

Se sentía frustrada desde hace tiempo y no tenía nadie con quien hablar más que con su gato, claro que este nunca contestaba, y ella creía que eso era bueno. A pesar de todo, Señor Gato, su gato, era una buena compañía, más que buena, el escuchaba todo lo que ella tenía que decirle y no interrumpía, no la regañaba, solo escuchaba, ella podía hablar y hablar sobres sus problemas y el gato no la juzgaba como acostumbraban a hacer los demás.

Ella no era muy fanática de la meditación, pero tenía que hacerlo, esto consistía en hablar y aceptar sus errores, y valla que tenía muchos. Sus pendientes la frustraban y eso hacía que adoptara una actitud irritante, a pesar de ser muy pasiva, ella no era de esas personas que acostumbran hablar mucho, al menos no en público.

A veces la meditación podía calmarla un poco, otras veces recurría a otros métodos, le encantaba la fotografía, no se consideraba una artista en ese aspecto, pero le agradaba, creía que todo ese tiempo perdido en el arte era tiempo perdido de una buena forma, y siempre tuvo la idea de que la fotografía era importante, creía que era un gusto que había adoptado por una tía que tenía, falleció cuando ella apenas tenía 15 años, pero le dejo una amplia gama de conocimientos artísticos y sobre la vida, nunca le llegó a aconsejar acerca de la escuela o de sus amigas y relaciones, sus consejos eran en plural, para todos y para todo.

Muchas veces pensaba en ella a la hora de meditar, pensaba en los consejos, en como esas pequeñas palabras que salían de los finos labios y con un tono rojo escarlata de su tía, Cameron, le habían cambiado la vida, y su forma de pensar, cambió toda su forma de pensar, ella la hacía ser una mejor persona, desafortunadamente ella ya no estaba, como muchos otros en ese preciso momento su tía se había ido, y solo le había dejado sus consejos de vida. Callie creía que esa era la mejor herencia que podía dejar una persona.

Su tía era la misma persona que la había dicho que las fotografías serían todo lo que se tendrá en un futuro de nuestro mundo, que las fotografías eran el recuerdo hecho imagen. Por eso ella fotografiaba, le parecía importante dejar algo de todo el mundo para el mundo del mañana, claro que la fotografía era un pasatiempo, pero ella sabía que quería estudiarlo, y que quería hacer eso por el resto de su vida. Pero en ese preciso momento solo podía meditar, para ser mejor como persona, y para ser sabía, soñaba serlo algún día, sabía que le faltaba mucho por recorrer del hostil camino de la sabiduría, pero estaba dispuesta a esperar, todo el tiempo, ella tenía todo el tiempo.

Tenía gustos muy reservados, pero los que llegaban a descubrirlos se sorprendían un poco, no, en realidad tenía gustos comunes para alguien de su edad, era joven, aunque ella no lo viera tanto, ella consideraba que ya había vivido bastante, pero sabía que le faltaba mucho, y que era muy pequeña en su estatura y como persona. Le encantaba el cuarteto de Liverpool, sabía casi todas sus canciones y esperaba poder viajar algún día a la cuidad, sus melodías favoritas eran yesterday, help, hello goodbye, y por supuesto Heleanor Rigby.

Adoraba esa última, era su canción favorita del cuarteto, y era la que más escuchaba.

Presentaba interés por otras bandas de rock clásico como Queen, pink Floyd, nirvana, acdc, gunds and roses, kiss, the rollings stones y otras cuántas, para ella no era un gusto peculiar, creció escuchando al cuarteto de Liverpool ya que a su mamá le encantaba, ella no era la típica niña a la que le ponían a Mozart cuando era bebé, ella escuchaba metálica.

Sus padres, Fanáticos y amantes del rock le habían heredado sus gustos musicales, y sus gustos por la gastronomía Mexicana, su papá había nacido ahí y su mamá lo conoció en la universidad, su papá era estudiante de intercambio y da la casualidad de que se había hospedado en casa de su madre, los padres de esta participaron en el sistema por mucho tiempo.

Ella viajó a México en las vacaciones de verano de hace tres años atrás, y se enamoró  de todo lo que pudo probar en su breve estancia en ese país, recuerda haber llegado al Estado de México y de ahí haberse trasladado al estado de San Luis Potosí. Sacó muchas fotos ahí, fotos que al regresar a su casa colgó en su pared.

Todo esos eran recuerdos de cuando vivía con sus padres, en ese entonces ella vivía en un departamento al norte de Ámsterdam, era un buen lugar, pero ansiaba irse de ahí, había pensado en un inicio rentar un departamento en Utrecht, después decidió que quería alejarse del país, pensó en Francia, Austria, Rumania, Grecia, y muchos más, pero al final se decidió por Finlandia, un lugar que había llamado sus atención por las auroras boreales que se podían ver desde ahí.

No esperaba llegar en avión, si no tomar trenes y alojarse brevemente en las ciudades de países bajos, luego, volar hasta Kiruna, en Suecia y luego volver a los trenes hasta llegar a Finlandia, era el plan perfecto, pero lo único que podía hacer en ese momento era meditar.




las voces en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora