Regalo de una Diosa

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Para: TeffyJackson

«Un pequeño regalo,
Jamás lo olvides »

Lo extraño, sin duda alguna. Aquél momento en que llegué a la tierra y lo conocí...se volvió alguien a quien no puedo olvidar, y sin importar que ahora ya no puedo verlo, no pierdo la esperanza en volverlo a ver.

(...)

Mi tercera navidad aquí en la tierra, lo único que disfruto en ésta época es que puedo ser yo misma sin que nadie se de cuenta. Disfruto mucho mi trabajo porque puedo ver la sonrisa de cada cliente al tomar un juguete y curiosearlo mientras esbozan una gran sonrisa.

—¿Encontró lo que buscaba? —pregunté regalándole una gran sonrisa

—Si, muchas gracias —respondió cortésmente

—Feliz navidad —le entregué sus bolsas contenta

No había persona que no sonriera al pasar por aquella puerta adornada con escarcha y luces de colores, y ni hablar de aquellos pequeños niños que entraban saltando de alegría al lado de sus padres, sin duda algo maravilloso, lo que no es maravilloso es que ésta sea mi última navidad.

—Oye Kimber —llegó hablándome mi jefe —Necesito pedirte un favor

—¿Un favor? ¿De qué se trata?

—¿Puedes ir al almacén? Quiero que vallas por los nuevos juguetes que acaban de llegar y los acomodes, ¿puedes?

—Claro

—Muchas gracias —me dio unas palmadas en los hombros y se fue muy apurado

Mi jefe el apurado, ¿en navidad? Qué raro ja-ja-ja

Bajé rápidamente al almacén, ahí estaban etiquetados los pedidos llegados recientemente, eran unas cajas algo grandes pero no se me dificultó el cargarlas. Tomé y apilé tres para llevármelas, subí las escaleras con cuidado de no caerme y comencé a andar por los pasillos. Seguía escuchando las risas de los clientes al ver a los niños, me detuve al ver a un pequeño mirando un carro de bomberos con un lindo color rojo carmesí, cambié mi rumbo y fui con el niño

—Hola pequeño, ¿y tus papás? —dije dejando las cajas en el piso

El pequeño lo único que hizo fue negar con la cabeza sin contestarme

—¿No vinieron contigo? Entonces viniste sólo —me crucé de brazos sorprendida

—...Si...—dijo en un susurro

Lo sabía, no era imposible adivinar, éste niño no tenía papás y había entrado a la tienda como en ocasiones anteriores, ¿cómo lo sé? Fácil, para alguien como yo no le es difícil saber ese tipo de información

—¿Te gusta ese carro de bomberos? —sonreí —Mi turno termina en una hora, ¿Quieres espérame?

El pequeño contento, aceptó. Lo tomé de la mano teniendo cuidado de no tirar las cajas algo pesadas que traía conmigo, fui hasta el área correspondiente donde había un hombre con barba y una gran gabardina, se le notaba algo inquieto así que me acerqué.

Regalo De Una Diosa #SantaSecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora