-Hola de nuevo, Carla. -dice sentándose a mi lado.
Deja sus cosas sobre el suelo.
-Buenas tardes, Luis. -murmuro sonriendo.
Me echo a un lado dejándole un sitio.
-¿Qué tal estás? -pregunta esbozando una sonrisa.
-Muy bien la verdad. ¿Y tú?
-Genial. Vengo ahoea de la academia de música.
-Me alegro. -sonrío de manera permanente. ¿Y qué tal las clases?
-Pues... como siempre. -se para en seco.- Oye, he pensado que tal vez deberíamos ir la semana que viene a dar un paseo por la ciudad. -murmura.
Empieza a hacer gestos nerviosos. Se toca el pelo frecuentemente, se mira las manos todo el rato, y aparta la vista de mí siempre que habla. Es muy tierno.
-Claro. -afirmo con la cabeza.
-Pues genial. -sonríe.- Oye y cuéntame, ¿por qué llorabas el día que nos conocimos? Siempre he pensado en las posibles respuestas, y he llegado a la conclusión de que fue ocasionado por algún gilipollas. -murmura mientras observa cada pequeña parte de mi cara y me coloca un mechón de pelo detrás de la oreja.- Espero que no te moleste que te lo esté preguntando.
En ese momento me puse un pelín nerviosa, ya que no sabía qué decir. Aunque tampoco tenía motivos para no contárselo.
-Bueno pues... acertaste. -alterno mi mirada entre el suelo y sus ojos.- Lloraba porque tuve que dejar a mi novio, cuando no quería... bueno, mejor dicho, lo quería.
-Ahh... Vale. Está bien. Sé que no debería meterme en asuntos personales de otras personas, pero supongo que tú no eres una persona cualquiera. Creo que una persona no deja a otra sin quererlo, así que mi punto de vista es... le amabas, tal lo vez lo sigas haciendo, pero no te conviene ya que... -para de hablar.
-Me fue infiel. -aclaro.
-Ah... -parece que no sabe qué decir.- Lo siento... mucho.
-No te preocupes, ya no me afecta. -digo sin remordimiento.
-¿Segura? -pregunta enarcando las cejas y tensando los labios en una triste sonrisa.
-Claro que sí. -asiento con la cabeza.
-Bueno... mejor dejemos temas pasados, y cuéntame temas actuales. ¿Alguna novedad? -pregunta esperando algún tipo de respuesta concreta.
-Pues... sí. -murmuro.- Mañana empiezo a trabajar en un restaurante, como camarera.
-¿A sí? Qué bien. ¿Cómo se llama el restaurante? -pregunta.
-No lo sé. Solo sé que tengo que ir mañana a primera hora de la mañana a comenzar mi turno partido. -digo.
-¿Cómo va eso? -pregunta.
-A ver... comienzo a las 10 AM, y acabo a las 2 PM. Pero después regreso, de 8 PM hasta las 12 PM. -suelto un suspiro.
-No está mal, ¿no? Supongo que si comienzas a trabajar es, o por demasiado tiempo libre, o por falta de dinero.
-Lo segundo. Es decir... comparto piso con mi mejor amiga, y como llegamos con dificultades a final de mes, hemos decidido que yo también trabajaré para ganar algún dinero extra. -digo.- Y bueno Luis... demasiada información por hoy. Es hora de irme. Tal vez nos veamos por aquí algún otro día. -dibujo una gran sonrisa en mi cara.
Luis se ha quedado callado hasta que he acabado la frase, hasta que de repente, de un momento a otro, coloca su mano en mi mejilla, y me atrae hacia él, para después besar mis labios lentamente. Es este momento en el que me doy cuenta de lo especial que me siento al besar a Luis. Sabía que no todos los chicos eran como él... es decir, que no todos son igual que él, y tienen la amabilidad de pararse a consolar a una chica que llora en un banco desconsolada... pero él sí.
Continúa besándome lentamente, hasta saciar sus ganas. Cuando ya ha separado sus labios de los míos, le devuelvo un beso en seco, me levanto del banco, y me dirijo a casa.
-Adiós, Luis. -le sonrío, y me giro para seguir andando.
Esta vez soy yo la que se va, y no él. Estoy muy feliz. Esperé este momento desde que le conocí.
Llegué a casa, y nada más entrar por la puerta, me está esperando Mirella sentada en una silla mirando hacia la puerta.
-¡Carla! Llegas en el momento perfecto. A ver... Resumen breve. Yo trabajo de peluquera, y tú de camarera, eso significa que tenemos suficiente dinero como para pagar la casa sin problema alguno. -dice rápidamente sin hacer ninguna pausa.
Asiento con la cabeza.
-Sí, ¿y qué? -la miro extrañada.- ¿Qué pasa?
-Y que, he pensado, que nos merecemos algún tiempo libre para descansar y eso... y bueno, nosotras tenemos la habitación del fondo del pasillo libre... es una pena desperdiciarlo.
-¿Puedes soltarlo ya? -digo frunciendo el ceño.
-Pues que vamos a tener a un compañero de piso muy pronto. -dice sonriendo.
-¿Enserio? ¡Qué bien! ¡Eso no es malo! Me lo podrías haber dicho antes, ¡qué ilusión!
-Así es. -afirma esbozando una sonrisa.
Me paro un momento a pensar.
-Espera. ¿Has dicho compañero? -pregunto enarcando las cejas.
-Eh... sí. -sonríe débilmente y enarca las cejas.
-Mirella... Qué peligro... Un chico en esta casa es lo que faltaba. Joder. -empiezo a quejarme.- ¿Tú sabes lo que será esto cuando haya un chico entre nosotras en la casa? -me paro en seco esperando a que responda.- ¡Un caos! -exclamo desesperada.
-No exageres. Es un chico normal y corriente. Aparte, se pasará el día en su habitación sin molestar. Trabaja todo el día con su ordenador, ni te enterarás de que está viviendo aquí.
-Joe Mirella. -suelto un suspiro.
Me mira fingiendo una cara trsite.
-Está bien...
-¡Gracias! -se acerca y me da un beso en la mejilla.
-¿Y quién es? -pregunto con interés.
-Se llama Adrián y tiene 20 años. Vive aquí desde que nació. Es escritor, y se muda a aquí dentro de 3 horas. -murmura mientras saca una tarrina de helado de la nevera.
-¿Enserio Mirella? ¿Me avisas con 3 horas de antelación? -suspiro.- Joder.
-No pasa nada, cuanto antes mejor, ¿no? -dice mientras lame una cuchara que contiene helado.
-Está bien... spongo que no pasa nada. ¿Vemos una película antes de que venga el chico? -pregunto dibujando una sonrisa.
-Claro vamos. Yo preparo las palomitas, y mientras tú ve buscando la película. -dice mientras va a la cocina.
Cuando comenzamos la película, pasados 40 minutos, suena el timbre.
-¡Piiiii!
Me levanto sobresaltada.
-¿Es él? -pregunto nerviosa.
-Yo que sé. Ve a abrir anda.
-¡Ya voy! -exclamo mientras voy hacia la puerta.
Miro por la mirilla para ver quién llama, pero se ve borroso, así que directamente la abro.
-¡Hola! Soy Adrián, encantado. -estira su mano, para yo a continuación estrecharla.
-Carla. Encantada. -digo mostrando una gran sonrisa.
Me quedo sorprendida al ver quién es Adrián físicamente. Quién me diría que mi compañero de piso iba a ser tan... tan así. Para ser más exacta, tan atractivo. Es el chico que cualquier persona desearía tener de compañero de piso. Es moreno con el pelo liso y alborotado, alto, es musculoso, ojos verdes, labios carnosos y rosados, sonrisa perfecta, algún que otro tatuaje en el brazo, viste con ropa apretada, y lo último, y más importante, huele a perfume de hombre.
-¿Puedo pasar? -pregunta mostrando una amplia sonrisa.
-Por su puesto, pasa. -le cedo el paso, y a continuación cierro la puerta.
Cuando Mirella se levanta rápidamente del sofá para presentarse a nuestro nuevo compañero de piso, veo que su reacción es exactamente la misma que la mía. Está embobada mirándolo.
-Mirella. Encantada. -sonríe coquetamente mientras estira su mano.
Cuando Adrián ha acabado de presentarse, enseguida ha ido a su habitación a colocar sus cosas. Lleva metido en la habitación sin salir 3 horas, mientras que Mirella y yo no paramos de comentar.
-Ay Carla. Creo que me voy a morir. -reímos a carcajadas.- La verdad, no sabía que Adrián fuera así físicamente. No tenía ni idea.
-Bueno, tampoco es para tanto... -no dejo notar lo entusiasmada que estoy por tener a Adrián como compañero de piso.
-Bueno si tú lo dices... -mira el reloj de pared.- Joe que tarde, ya son las 2 AM, y tú mañana trabajas, así que... bueno, yo me voy a dormir. -se levanta del sofá.- Hasta mañana. -me da un beso en la mejilla y se va a su habitación.
Apago la televisión, y enseguida voy a mi dormitorio.
Me dejo caer sobre la cama, y después de un cuarto de hora, ya estoy dormida.
![](https://img.wattpad.com/cover/130982275-288-k542682.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Chico Del Libro
RomanceEs una bonita tarde de otoño. Tal vez, un paseo por el parque venga bien. Tal vez me encuentre con él de nuevo. El chico del libro.