1. EL INICIO DE UN FINAL

76 9 4
                                    

Había pasado tanto tiempo desde que vi el cielo de un color dorado como el que está tarde se presentaba ante mi. Era su tonalidad tan peculiar y bella a la vez.

Daba la sensación de tranquilidad, como la hoja de un árbol muerto, como la hoja que cae lentamente a posarse en el suelo.

Hace ya un buen rato que el viento había cesado, ahora leves brisas acariciaban la hierba seca de la pradera de Mythales. Parecía entender el silencio que asolaba el lugar.

Muestra de respeto que regala lo que poco queda de este mundo. Aún parece querer darnos cobijo a pesar de estar moribundo.

Es justo ahora donde mis ojos se centran en la fría lápida frente a mi, aquel monumento de concreto que apenas sobresalía por encima del suelo polvoriento.

Mis ojos la observan, pero lo hacen encerrando en su mirada un profundo pesar.

—Hola Valery —digo apenas— . Espero me perdones por llegar tarde, pero es que no me decidía que traer para ti...

El sol ya se acercaba a su encuentro con la línea del horizonte. Poco a poco sus rayos de luz se iluminaban con un color anaranjado, casi dorado.

Mis manos posan sobre el monumento fúnebre una flor de papel.

—es para ti, yo mismo la hice.

El viento hace que mi obsequio se mueva levemente, a la vez que arrastra mis palabras como un eco que pronto se repite en mi cabeza.

—hay un hermoso atardecer, desearía tanto que pudieras verlo... —digo con la mirada clavada en el ocaso— .Creo que también te hubiera parecido hermoso.

Sonrió de forma incomprensible hasta para mí.

Cojo un pequeño libro que pronto abro con delicadeza. Sus páginas caen una sobre otra con una majestuosa parsimonia hasta que finalmente llego a encontrar el capítulo deseado.

—¿Que haces aquí? —interrumpe una voz preponderante de forma repentina.

Casi de inmediato oculto lo que sostenía en mis manos para dirigirme al autor de la pregunta.

—Erlanz... ¿A qué has venido a la estela de mi hermana! Contestame

Bajo la mirada sin saber que responderle. Después de todo se trataba de Merthis.

—yo... Solo vine a dejarle algo...

Su voz alterada interrumpe nuevamente revelando el coraje que lo consume por dentro.

—!escúchame bien escoria¡ Ni mi familia ni yo queremos tu lástima, no quiero volver a verte cerca de la lápida de mi hermana —dijo el joven conteniendo su frustración— ¿me has oído?

Asentí totalmente acongojado. Ya había tenido suficiente por hoy.

—lamento todo esto Merthis —digo sin apartar la vista del suelo.

—si vuelves a aparecer no me importará que estés en una silla de ruedas, ahora vete ¡Sal de aquí!

El abismo entre nosotros se hacía más grande, y a diferencia de otros días, hoy realmente se había hecho imposible de volver a unir.

REVERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora