3. SILENCIO EN LAS RUINAS.

36 4 0
                                    

Compuerta de Badisic (Día N°7 del 10 del 2119)

—¿cuánto falta para llegar! —A mis espaldas las manos de Valery se aferraban fuertemente a mí, temerosa de nuestro entorno.

Constantemente podía notar sus ansias por llegar a la zona segura. Pero era de entenderse.

—!el trayecto es corto¡ !lo difícil es llegar a salvo al punto de concentración¡ —respondí a grandes voces.

—¡descuida, no pienso dejar que te suceda algo! —agregué poco después al darme cuenta que mi respuesta anterior no era muy alentadora.

La tormenta nos había sorprendido a media carrera, desde hace unos momentos fuertes ventarrones azotaban con fiereza nuestros cuerpos.

Pero había algo que era más preocupante; nuestro vehículo, era dificil mantenerlo estable a esta velocidad y recordando las palabras de Hender, era verdad todo lo que nos dijo, si hubieran subido tres en una sola moto, esta no hubiera podido soportado la sobrecarga.

La voz de mi colega inrrumpió en mi cavilación repentinamente.

—¿Donde crees que estén los demás! —pregunto ella.

Todo mi rostro se arrugó en una expresión que no hacía más que delatar mi preocupación. Su comentario no hizo más que generar en mi un temor que había crecido desde que partimos a lo desconocido.

Muchas cosas malas podrían ocurrir, a pesar de haber tenido un protocolo riguroso que cubría todas las fallas posibles, uno nunca sabe que puede pasar a fin de cuentas.

Incluso en esta situación teníamos un plan pero... ¿Por qué aún así me siento tan vulnerable?

Había muchas maneras de morir a estas instancias. Y ser embestido por una criatura de grotesca apariencia era una de las tantas formas. Siguiendo esta idea poco pude hacer para evitar imaginar este resultado, pero teniendo como protagonista a cualquiera de mis compañeros.

La idea hacia que mi cuerpo se estremeciera, de pronto me sentí nervioso.

Valery, por su parte se había erguido para intentar divisar si a nuestros costados había rastros de algún compañero, pero no había nada más que "mareas" intensas de polvo alzándose vigorosamente del suelo.

—¡va a ser difícil que los ubiques, no se puede ver casi nada con tanta arena tapando nuestra visión! —comenté resignado.

Este molesto fenómeno podía llegar a cubrir una gran cantidad de terreno y era probable que haya cubierto la zona del objetivo principal, aquel lugar donde se supone debemos llegar el escuadrón Midorian y Henderson.

Por ahora no había muchas expectativas en poder encontrar a nuestro grupo de camino al objetivo.

Las palabras de Valery así lo afirmaban.

—¡Tienes razón, es casi imposible lograr ver algo a la distancia!

Asentí levemente.

Las partículas de polvo seguían revoloteando a nuestro alrededor, bailando al son del caos.

—¡Erlanz, allí está! —exclamó Valery señalando al frente.

Volví a centrar mi atención en el camino y tal como señaló ella, allí estaba.

—¡El punto de concentración! —mencioné aliviado.

Finalmente era visible, apareciendo como una luz de esperanza.

REVERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora