01 - Producto de un sueño

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-Y Aladdin, ¿Cómo ha estado?

Aquel interrogante había surgido a diario desde hace unos meses y su amigo, Alibaba, por veces se sentía atrapado en una encrucijada, ya que... Responder con la verdad a veces podía resultar ciertamente vergonzoso.

-Él... Ha estado bien – respondía con una sonrisa constreñida, a través de aquel aparato mágico.

En la voz de la soberana de Kou se ponía escuchar un interés por el magi, el cual no había sentido nunca su mejor amigo, quien aun conociendo a la princesa no podía comprender la razón de dicho interés, dado a que él no era especialmente sabio en esos asuntos; y una prueba viva de ello era la misma Morgiana.

-¿No podría hablarme? – Interrogo con una pena notable, incluso sin necesidad de verle el rostro – Me gustaría... Saludarle.

-Ah... - el rostro del comerciante se ciñó de un puro blanco como la cal, estrujando en su cerebro una buena excusa que dar – Es que... Él inicio un estudio – se rasco la nuca con ansiedad, escuchando el "o" de admiración de la joven, quien no tardo nada en preguntar qué materia había captado su atención – Anatomía humana... - respondió cortante, añadiendo una risa tonta que salió sin querer.

-Ah, ya veo... - A la joven soberana se le hizo ciertamente difícil de creer que el Aladdin que conocía se hubiera interesado en los estudios, pero al mismo tiempo, dicha noticia le producía una incomprensible alegría – Oh, en ese caso no le molestare. Suerte en los negocios, Alibaba.

El joven colgó la llamada, sintiendo nauseas debido a la brutal mentira que le había dicho a su mejor amiga. Aunque ciertamente... No es que estuviera lejos de dicha verdad, dado a que el menciono había estado últimamente...

-¡Eres realmente linda, onee-san!

Entre un ambiente atosigado por el alcohol, la lujuria y repleto de mujeres para todos los gustos, se hallaba Aladdin, rodeado del harem que ya se había creado en aquellos meses, donde frecuentar dichos antros ya era algo que hacía diariamente. Y aunque seguía conservando parte de su inocencia en la meticulosa materia, no podía dejar de señalarse como un pervertido lascivo, que pasaba sus días sumergido en pechos mullidos, restregando su rostro como un perro carroñero; aplicando buenas dosis de alcohol que hacían de él alguien más salvaje.

-¡Una más! – alzo la copa, tambaleándose como un cabritillo recién nacido e hipando a cada segundo, riendo como un absurdo, con el rostro rojo, ojos perdidos en la nada y esbozando pervertidas sonrisas a cada momento.

Sin duda, el ex magi había perdido completamente los cabales.

-¡Aladdin!

Y como siempre, Alibaba tenía que aparecerse pasadas las doce, encontrándose con un Aladdin perdido en algún lejano continente.

-Oh... ¡Alibaba! – se abalanzo sobre él. Apestaba tanto a alcohol que Alibaba tuvo que contener la respiración - ¡Viniste a divertirte conmigo! – se rió con tanta exageración que estuvo a punto de caerse para atrás, pero su amigo impidió la caída.

-¡Cielos, Aladdin! ¡Esto no puede seguir así! ¿Me estás escuchando?...

La frente del mago se arrugo completamente, al mismo tiempo en que sus mejillas se hinchaban como balones.

-¡Eres un aburrido, Alibaba-san! – Pegó la copa a su mejilla, restregándosela - ¡Mira que hermosas chicas ahí aquí! – señalo a Jessica, una pelirroja descomunal que estaba siempre presente cuando el mago hacía su aparición en el antro. Esta dedico una sonrisa al joven Alibaba, quien inevitablemente se sonrojo dado a su belleza.

Anohana & Magi - Hija del Rukh [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora