05 - Los recuerdos de una albina

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La voz de Judal desenterró a la perdida de Menma, quien finalmente pudo tener la imagen nítida de un hombre de piel azul, que sobrepasaba su altura y la hacía sentirse la humana más diminuta de todo el planeta, pero esa densidad no provoco ningún temor en su corazón, ya que aquella ilustre sonrisa le hizo recordar la bondad de su querido amigo, Aladdin.

-¡Buenas, Judal-san! – el nuevo sujeto saludo a Judal con una naturalidad, que Menma supuso que ya se conocieran.

-¿Son amigos? – una grandiosa sonrisa se tiño en los labios rozados de Menma, quien estaba ansiosa por entrar en aquel ambiente tan reconfortante.

-No – Judal lo negó de inmediato, viendo de reojo al sujeto azul, quien únicamente esbozo una sonrisa.

-Me llamo Ugo, es un placer conocerte, Menma – le extendió su mano, ganándose la admiración de la pequeña joven.

-¡¿Cómo me conoce?! ¡¿Puede que usted sea un mago?! – Menma sacudió la mano del desconocido con una confianza que sorprendió al recién llegado.

Había podido visualizar varias imágenes de su corta estancia en aquel mundo, cuando Menma había soplado la flauta, pero nunca se había esperado que semejante inocencia pudiera aun estar presente en una chica de su edad.

-Ah... Algo así...

La inquieta joven no paraba de soltar sonidos de sorpresa a cada segundo que pasaba, admirando la piel azulina del nuevo sujeto, a quien ya veía como un amigo, pero su expresión cambio cuando capto la seriedad en su rostro.

-Menma, ¿podría pedirte un favor? – una vez más le ofreció su mano, la cual tomo ella sin ninguna divagación – Este mundo algún día colapsara y nadie podrá hacer nada para evitarlo, sin embargo, aún mantiene un nivel alto de esperanza de vida y me gustaría que enmendaras la falla que podría provocar su cercano final.

Ugo se hizo a un lado, mostrando a sus espaldas un cuerpo envuelto por una especie de esfera oscura, que aún seguía mostrando señales de vida.

-La razón de esta brecha, es únicamente la de ese hombre.

-Sinbad... - Menciono Judal, arrugando el entrecejo.

-Así es... Después de la última pelea, este hombre ha permanecido aquí, provocando un disturbio que ocasionara el final, si tú no haces nada, Menma.

-Pero... - La joven se sintió impotente, recordando sus intentos fallados por aprender a volar que resultaron en una completa pérdida de tiempo, y aunque Aladdin le había animado a seguir, ella sentía que seguir resultaría en nada, porque aunque los demás le daban el apodo de alguien que significaba ser superior, ella no se veía como tal – Siquiera puedo usar magia...

-Estarás bien...

De nuevo. Nuevamente aquella ternura se deslizaba por sus mejillas, alentándola a seguir adelante, a no rendirse aun dadas las circunstancias.

-¡Lo haré! – exclamo llenándose de una extraña determinación.

Los ojos de Ugo se llenaron de dicha, cautivado por la añorante sonrisa de Aladdin, que ahora se reflejaba en la inmensidad de los ojos puros de Menma, quien se aferraba con todas sus fuerzas al objeto de metal perteneciente a su amigo.

-Tu eres fuerte, Menma...

La luz de los Rukhs se intensifico y el cuerpo de Menma se vio rodeado de ella. Su vestido blanco se intercambió por una robusta armadura azul, que aunque ante los ojos de los demás pareciera una pesada cargada, era liviana como una pluma; con folios que terminaban el final de un vestido blanco. De su espalda, caían dos pedazos de tela rozada, que simbolizaban sus alas. En su cabeza yacía una redonda corona roja con dos alas blancas. Y resguardando sus pies, dos extrañas sandalias medio botas, que dejaban al descubierto sus dedos.

Anohana & Magi - Hija del Rukh [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora