Escribir: consuelo para mi desamparada alma.
Un camino luminoso, con aves que canturrean al compás de una melodía fantasiosa.
Un dulce recorrido hacia la libertad de expresión,
poder ser yo misma sin necesidad del habla.
El abrazo amigo que me acompaña a donde quiera que vaya,
una caricia, un abrigo...
Mil sensaciones siento al dejar que mis dedos se pierdan por el teclado.

He estado muy sola, tanto...
Pero la escritura me ha acompañado.
Nunca me ha abandonado.
La inspiración sigue viva bajo escombros, bajo nada...

Escritora soy, y en mis venas contengo el arte,
ese que nadie podrá jamás arrebatarme,
ese que nadie podrá adueñarse.

Soy consciente de que necesita más cuidado,
lejos de la tan deseada perfección.
Pero es mío, lo único de lo que me enorgullezco de mí misma,
y este arte me acompañará, espero yo, a donde quiera que vaya.

-Elizabeth