04 - El ex magi negro

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-¡Menma! – Aladdin irrumpió en la habitación de la magi, llevando entre manos una apetecible bandeja cubierta de un manjar digno de un rey - ¡Vamos, Menma!

Pero la joven ingrata, prefería el amor que le brindaban las sabanas de seda, con las que cubría totalmente su persona, encogida como una bola.

Una risa juguetona salió de entre la ranura fina que los labios de Aladdin formaron, al mismo tiempo en que se le ocurría una divertida idea. Dejo la bandeja, y en pies de plomo redujo la pequeña distancia, hasta cuidosamente, poso la rodilla sobre la cama y con dedos de araña, busco un espació minúsculo por donde inmiscuir sus manos.

-¡Ahora verás! – comenzó a atosigar a su presa con el ataque más salvaje; conocido como cosquillas.

Pero sin embargo, no hubo reacción.

-¿Eh, Menma? – incrédulo por la inefectividad de su ataque, Aladdin tuvo el impulso de alzar la sabana que le cubría, descubriendo inesperadamente una almohada que había optado el papel de interpretar un cuerpo humano.

Rápidamente, la voz se hizo por cada rincón del palacio, teniendo a todo el personal y monarcas moviéndose de un lado a otro, en busca del paradero de la joven que había ajetreado el mundo.

-Pensé que eras un tipo gruñón al que no agradaba...

Por increíble que pudiera parecer, la joven buscada, se hallaba a espaldas de Judal, surcando el cielo, ya considerablemente lejos del país de Kou.

-¿Quieres darte un baño de agua salada? – la encaro de ceño fruncido, tambaleándose en señal de amenaza.

-¡No, no! – negó Menma con desesperación, ojeando el océano interminable que se hallaba a solo unos pocos metros bajo el vació de sus pies – Lo siento, lo siento – inevitablemente, una risa surgió ante semejante rostro huraño.

<<Soy un problema para Aladdin y los demás...

Aquella conversación, no había quedado sorda para Menma, quien aun pareciendo inocente a los ojos del mundo, también podía sentir la preocupación en los ojos de los demás; y más en la clara agitación que había originado. Así que, después de escuchar la conversación nocturna que Aladdin y compañía tuvieron, la perdida Menma termino por abandonar su habitación e irse corriendo al jardín. Aunque las lecciones de Aladdin hubieron sido inútiles para la torpeza de Menma, ella se aferró a la pequeña varita que él le había regalado e hizo interminables intentos inútiles en abandonar la unión con el suelo, hasta que sus fuerzas llegaron al final.

-Aun cuando dicen que soy especial... Que puedo usar la magia... - sollozo, sintiendo la sequedad del césped entre sus dedos, con el que injustamente pagaba sus frustraciones.

-¡De verdad eres insoportable!

Un baño de hojas del árbol más cercano salpico a Menma, después de que Judal saltará de él, sorprendiéndola de sobremanera.

-¿Acaso solo sabes llorar? Bah... - cruzó los brazos detrás de su nuca, dispuesto a abandonar una vez más aquella situación que solo podría traerle dolores de cabeza.

-¡Judal-san! – Menma se levantó sintiendo una especie de fuerza voraz, que al mismo tiempo borro cualquier lágrima que tuviera el deseo de sucumbir - ¿Podrías ayudarme a salir de aquí?

-¿Ah? – Judal se dio la vuelta, encarando a la albina con unos labios deformados del importante fastidio que esa petición le había provocado.

Él no era esa clase de persona. No era el sonriente Aladdin que se la pasaba tendiéndole la mano a cualquier afligido que se encontrara por el camino. Él sencillamente quería vivir a su bola, sin tener que darle a nadie ninguna explicación, así que, ¿Qué remota idea le haría pensar que él la ayudaría?

Anohana & Magi - Hija del Rukh [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora