"Ando en línea recta. No sé si así encontraré esa luz de la que todos hablan.
Os estaréis preguntando qué me ha pasado, ¿no?.
Bien, me atropellaron y creo estar muerta."
A lo lejos oigo un ruido que me llega a desgarrar la cabeza, abro los ojos y no veo a nadie; bueno, mejor para mi.
Estoy en una linda habitación blanca, con una gran ventana que me dejaba ver el cementerio.
Ana.- Pero que... ¿Dónde estoy?
Jack.- Estás en un hospital, Ana.
Volteo hacia aquella suave voz. Sonríe.
Jack.- ¿Qué tal?, te debe de doler la cabeza. ¿No?.
Ana.- Sí, ¿quién eres? y ¿cómo terminé aquí?
Me agarré la cabeza haciendo una mueca de dolor.
Jack.- Mi nombre es Jack. Soy tu pareja y guardián hasta que despiertes del todo.
Me lo quedo mirando boquiabierta queriendo decir algo, pero sin decir nada. Otro pinchazo mayor que el de antes invade toda mi cabeza y gimoteo por el dolor.
Jack se acerca extendiendo la mano hacia mi, lo empujo como puedo en dirección contraria.
Ana.- ¿Jack?. ¿Mi guardián y pareja?, pero de qué hablas.
Jack.- Puedes pensar que soy como tu ángel de la guarda. _ Vuelve a sonreír y a acercarse. - No luches contra el dolor, deja que te guíe.
Le miro frunciendo el ceño. - ¿Pero de qué hablas, te has escapado de un manicomio o qué?
Cada vez lo siento más cerca. Intento apartarlo de un manotazo, pero se desliza con agilidad a un lado y no le alcanzo a dar. Se abalanza sobre mí aprisionándome las muñecas con una de sus manos por encima de la cabeza y se sitúa encima de mi cabeza con el ceño ligeramente fruncido.
Mi respiración se acelera a medida que se me acerca al rostro. Susurra.
Jack.- Tienes unos ojos de color azabache muy bonitos, me recuerdan a la oscuridad y la soledad.
Me quedo pensativa: "¿Negros?, pero si los tengo marrón oscuro."
Ana.- Lo siento Jack, pero en realidad son marrones.
No recibo respuesta; ahí se encuentra, delante de mí observándome con intensidad.
Al ver que estaba distraído, intento débilmente escapar de debajo de su cuerpo. En ese momento se percata y baja su rostro casi rozándome los labios.
Jack.- Yo que tú, no me movería tanto. _ Me dio un casto beso para luego aspirar el aroma de mi cuello.
Ana.- Me estás a-plas-aplastan-do. _ Intenté apartarle, pero era como mover un gran muro.
Le di una patada, ya que estaba a horcajadas encima mío.
Cuando se levantó un poco, aproveché para respirar.
Jack.- Serás... _ Empezó a maldecir. Me miró furioso y me abofeteó tan fuerte que acabé un poco aturdida mirándolo con lágrimas en los ojos, porque la verdad es que me dolió y mucho.
- Nunca, pero nunca en tu miserable vida vuelvas a golpearme, ¿de acuerdo?. Porque te recuerdo, que si lo vuelves a hacer yo seré quien te haga daño, pequeña rata. _ Me amenazó con el dedo índice.
No le hice caso y le reté golpeándolo de nuevo, pero esta vez en la cara.
Le sonreí demostrando que no le temo; pero luego me arrepentí al verle el rostro deformado por la ira.
Jack.- Vaya... Con que tienes agallas, ¿eh?
Empecé a temblar como gelatina al verle los ojos que ahora eran ónix y no azules, sus dientes eran como cuchillas.
Ana.- N-no-m-me-ha-hagas-dañ-ño. Por-f-fa-vor. _ Le agarré del pecho fuertemente para que pudiera ver que tenía miedo.
Jack se me volvió a acercar y sonrió ampliamente demostrando su perfecta y aterradora dentadura.
Ana.- ¿N-no dijiste q-que eras mi á-án-gel? _ Respiré hondo. - Se supone que los ángeles deben cuidar y nunca lastimar.
Oí una sonora carcajada de su parte haciendo que me recorriera un escalofrío.
Jack.- Que yo sepa estúpida rata de dos patas, que no te dije el tipo de ángel que soy.
Ahora sí que estaba confusa.
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Vuelve... (PAUSADA)
RandomEste es mi 4° libro. Iré escribiendo poco apoco, a sí que por favor no me metan prisa. Los nombres me lo he inventado, pero si existen son una casualidad. Gracias. Por favor votad sí os gusta, os lo agradecería mucho. Aviso: Este libro no está corre...