Cap 1

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"Ando en línea recta. No sé si así encontraré esa luz de la que todos hablan.


Os estaréis preguntando qué me ha pasado, ¿no?.


Bien, me atropellaron y creo estar muerta."


A lo lejos oigo un ruido que me llega a desgarrar la cabeza, abro los ojos y no veo a nadie; bueno, mejor para mi.


Estoy en una linda habitación blanca, con una gran ventana que me dejaba ver el cementerio.


Ana.- Pero que... ¿Dónde estoy?


Jack.- Estás en un hospital, Ana.


Volteo hacia aquella suave voz. Sonríe.


Jack.- ¿Qué tal?, te debe de doler la cabeza. ¿No?.


Ana.- Sí, ¿quién eres? y ¿cómo terminé aquí?


Me agarré la cabeza haciendo una mueca de dolor.


Jack.- Mi nombre es Jack. Soy tu pareja y guardián hasta que despiertes del todo.


Me lo quedo mirando boquiabierta queriendo decir algo, pero sin decir nada. Otro pinchazo mayor que el de antes invade toda mi cabeza y gimoteo por el dolor.


Jack se acerca extendiendo la mano hacia mi, lo empujo como puedo en dirección contraria.


Ana.- ¿Jack?. ¿Mi guardián y pareja?, pero de qué hablas.


Jack.- Puedes pensar que soy como tu ángel de la guarda. _ Vuelve a sonreír y a acercarse. - No luches contra el dolor, deja que te guíe.


Le miro frunciendo el ceño. - ¿Pero de qué hablas, te has escapado de un manicomio o qué?


Cada vez lo siento más cerca. Intento apartarlo de un manotazo, pero se desliza con agilidad a un lado y no le alcanzo a dar. Se abalanza sobre mí aprisionándome las muñecas con una de sus manos por encima de la cabeza y se sitúa encima de mi cabeza con el ceño ligeramente fruncido.


Mi respiración se acelera a medida que se me acerca al rostro. Susurra.


Jack.- Tienes unos ojos de color azabache muy bonitos, me recuerdan a la oscuridad y la soledad.


Me quedo pensativa: "¿Negros?, pero si los tengo marrón oscuro."


Ana.- Lo siento Jack, pero en realidad son marrones.


No recibo respuesta; ahí se encuentra, delante de mí observándome con intensidad.


Al ver que estaba distraído, intento débilmente escapar de debajo de su cuerpo. En ese momento se percata y baja su rostro casi rozándome los labios.


Jack.- Yo que tú, no me movería tanto. _ Me dio un casto beso para luego aspirar el aroma de mi cuello.


Ana.- Me estás a-plas-aplastan-do. _ Intenté apartarle, pero era como mover un gran muro.

Le di una patada, ya que estaba a horcajadas encima mío.


Cuando se levantó un poco, aproveché para respirar.


Jack.- Serás... _ Empezó a maldecir. Me miró furioso y me abofeteó tan fuerte que acabé un poco aturdida mirándolo con lágrimas en los ojos, porque la verdad es que me dolió y mucho.

- Nunca, pero nunca en tu miserable vida vuelvas a golpearme, ¿de acuerdo?. Porque te recuerdo, que si lo vuelves a hacer yo seré quien te haga daño, pequeña rata. _ Me amenazó con el dedo índice.


No le hice caso y le reté golpeándolo de nuevo, pero esta vez en la cara.

Le sonreí demostrando que no le temo; pero luego me arrepentí al verle el rostro deformado por la ira.


Jack.- Vaya... Con que tienes agallas, ¿eh?


Empecé a temblar como gelatina al verle los ojos que ahora eran ónix y no azules, sus dientes eran como cuchillas.


Ana.- N-no-m-me-ha-hagas-dañ-ño. Por-f-fa-vor. _ Le agarré del pecho fuertemente para que pudiera ver que tenía miedo.


Jack se me volvió a acercar y sonrió ampliamente demostrando su perfecta y aterradora dentadura.


Ana.- ¿N-no dijiste q-que eras mi á-án-gel? _ Respiré hondo. - Se supone que los ángeles deben cuidar y nunca lastimar.


Oí una sonora carcajada de su parte haciendo que me recorriera un escalofrío.


Jack.- Que yo sepa estúpida rata de dos patas, que no te dije el tipo de ángel que soy.


Ahora sí que estaba confusa.

Vuelve... (PAUSADA)Where stories live. Discover now