Tras la ida inesperada de su capitán, el equipo empezó a desesperarse en busca de respuestas, acudiendo a los de tercer año restantes.
-¿Qué le ha pasado a Oikawa-san? -preguntó Kindaichi, confuso por la situación. -No parecía el mismo de siempre.
-Oikawa... -empezó Hanamaki, pero no sabía como explicarlo sin que estallasen. Sin pensar en las consecuencias, Iwaizumi se lanzó a hablar.
-Oikawa ha dejado de amar el voleibol. -dijo, y los ojos de todos se agrandaron ante tal noticia.
-¿Qué? ¿Dejar de amar el voleibol? ¿Nuestro capitán? No me lo creo. -intervino Watari, con una sonrisa.
-Este sería un buen momento para que dijerais que se trata de una broma. Porqué lo es, ¿verdad? -dijo Yahaba, entre risas nerviosas.
-No puede dejar de amar el voleibol tan de repente. -dijo Kunimi, y Kindaichi salió a defender su opinión.
-¡Exacto! ¡Algo así no se hace de la noche a la mañana!
-Siendo sincero, yo tampoco sé porqué. -dijo Makki, mirando a Iwaizumi y Matsukawa le imitó.
-Oikawa me dijo que llevaba meses sin motivación. Que jugaba para no fallarnos. Pero... Ha llegado a su límite. -aclaró Iwaizumi.
-Sabiendo como es, seguro que mañana vuelve tan contento como siempre. -comentó Kyoutani, rodando los ojos menospreciando al castaño.
-¿Pero y si no lo hace? -cuestionó Yahaba, preocupado por la situación. No sólo porque se habían quedado sin capitán. No sólo porque ya no había ese colocador estrella.
Porqué Oikawa era parte del equipo, como todos. Un amigo.
-Vamos a darle un tiempo. Realmente... Lo está pasando mal. -habló Hanamaki, mirando la puerta por la que había salido hacía nada más unos instantes.
-Necesitamos que le deis todo el apoyo posible. -dijo Matsukawa. Iwaizumi quiso añadir algo, pero estaba sin palabras. Sentía el peso de la culpa subiendo por su espalda, por no poder evitar que lo hiciese. ¿Qué iba a ser ahora de Oikawa y él?
-Iwaizumi-san, no pongas esa cara. Todos estamos en esto. -dijo Watari, poniéndole una mano en el hombro, reconfortando un poco al moreno.
-Vamos a ayudarle en todo lo que podamos. -dijo Kunimi y eso sacó una sonrisa al rematador estrella del equipo.
-Gracias. -agradeció, con una leve sonrisa y todos le devolvieron el gesto.
-Bien, la práctica se ha acabado por hoy. -informó Matsukawa. Todos asintieron y obedecieron, cambiándose y recogiendo sus cosas. Iwaizumi miró el banco y observó que las cosas de Oikawa estaban aún ahí. Cargó la bolsa a su hombro junto con la suya y decidió que se la daría mañana.
Visitarle no era una buena idea ahora.
[...]
El castaño llegó a casa, cerrando la puerta detrás suyo con ira. Se quitó los zapatos y los tiró con desprecio, llamando la atención de su madre. La mujer observó a su hijo con el ceño fruncido por hacer tanto ruido, pero el enfado se desvaneció al ver sus ojos cristalizados.
-Tooru, ¿qué ha pasado? -preguntó, acariciando el brazo de su hijo con cariño y forma de consuelo. El chico esbozó una forzada sonrisa y negó con la cabeza.
-Nada, mamá. No te preocupes. -dijo, y besó la mejilla de su madre para subir las escaleras e ir a su habitación. La mujer miró hacia allí y suspiró. Últimamente siempre llegaba a casa con esa sonrisa y eso la preocupaba. La opción de dejarle espacio era a la que siempre acudía, pero estaba empezando a dudar de ella.
Oikawa cerró la puerta de su habitación y se dejó caer en su cama. Con la mirada fijada en el techo, pensó en lo ocurrido. Sus colocaciones se quedaban cortas y sus saques eran horribles. Antes, eso le hubiese motivado a seguir esforzándose. Pero ahora no quería. Se había cansado de fallar y sobre esforzarse para no conseguir nada más que decepciones.
Soy un inútil, no valgo para esto.
Al final, había caído en su propia trampa. Había empezado a creer lo que aquellas voces en su cabeza repetían sin cesar. Frunció el ceño y se giró mirando hacia la pared. No podía evitar pensar en que su decisión había sido egoísta, pero correcta.
Sólo entorpeces al equipo. Has hecho lo correcto.
¿Por qué sonaba tan bien y se sentía tan mal?
Recordó los rostros de sus compañeros al oír sus palabras. Estaban confusos y aterrados, y eso sólo le hacía preguntarse que habían pensado de su capitán en ese momento. En el momento de después, cuando supiesen la verdad. Un rostro apareció en su mente, una vez más. Era el de Iwaizumi, pidiendo que lo reconsiderase. Que se calmara. Que era muy precipitado.
Jamás había visto su rostro tan preocupado y entristecido. Cuando él trataba de animarle, siempre lo hacía con el ceño fruncido, pareciendo el Iwaizumi Hajime duro de siempre. Ahora, sin embargo, no era aquel chico duro que era en esas situaciones.
¿Estará bien?
Esa preocupación no era la única que pasaba por su mente. Pensó en la persona que le había metido en el mundo del voleibol desde pequeño y aquél a quien más admiraba. En como decirle a su padre, un hombre tan orgulloso de su hijo, que había dejado el voleibol por desmotivación.
-¡Tooru, a cenar!
La voz de su madre le sacó de aquellos pensamientos. Oyó la puerta principal abriéndose y dedució que era su padre, acabado de llegar del trabajo. Respiró hondo y bajó las escaleras. Forzó una sonrisa y saludó a su padre con la mano.
-Hola, Tooru.
Sonreía, feliz, como cada vez que veía a su hijo.
¿Cómo voy a decírselo?
Hola! El capítulo tres lo tenía medio acabado y he decidido escribir el cuatro. Me ha quedado bastante bien, por lo que he decidido subirlo hoy también. Y sí, se que no es canon que Oikawa viva con sus padres y tal, pero me parecía una buena idea hacerlo así. En fin, espero que la hayan gustado estos dos!
Escritora out!~
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Sadness. | IwaOi [PAUSADA]
FanfictionOikawa Tooru no es el frívolo chico que todos creen que es. Se dedica a actuar como si lo fuese, pero hay mucho más en él. Tristeza. Portada by @X_GreenEyes_X