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Lo que vi en ti no sólo fue una atracción sino una confusión, mirada mata lo que hizo que mi corazón palpitara

Algunas veces suelo ser algo distraída —bueno casi siempre —, lo que quiero llegar es que estuve algo atontada que no me di cuenta que estaba pisando el suelo de la mismísima cuidad de New York.

El conductor del taxi que cogimos fue tan amable que nos hizo dar un paseo en la gran cuidad, lamentablemente era de día lo que hizo ver menos interesante el recorrido.

Poco a poco nos íbamos alejándonos de las personas, para entrar en un lindo valle lleno de casas muy parecidas.

El recorrido llego a su fin, con la ayuda de mi padre pude bajar del auto, he intenté hacer algo útil.

Cada casa tenía un jardín y en medio de este había un tipo de camino de piedras, lo recorrimos y nos paramos en frente de una puerta.

Con dos toques fue lo suficiente para que aparezca una mujer sonriente, estaba segura que no pasaba los treinta. Diablos, no tuve tiempo de analizarla muy bien ya que se abalanzó en los brazos de mi padre.

Solo quise ser espectadora.

—Hola, ¿Tu debes ser la pequeña Ángela? .– habló

Sonreí, «¿Tan enana me veo?»

No tuve tiempo de contestar, aquella mujer me estampó con su delgado cuerpo, formando un cálido abrazo.

—¡Son bienvenidos! .– exclamó haciendo un ademán hacia dentro de su casa.

No solo la fachada de afuera era linda sino de adentro también, esta señora si que tiene buen gusto.

Perecía una rueda sin vergüenza girando por todo lados.

—Ángela .– llamó la mujer.

—¿Si? .–pregunté con una sonrisa.

—Cariño, ¿por que no vas a conocer a mi hija?, ella se encuentra en la parte de arriba.

—Claro.

—Su puerta es de color azul, lleva algunas letras.

Asentí.

Recordando, subí por las escaleras, recorrí en pasillo, y dando un !Bingo¡ en mi cabeza, encontré la puerta, toqué.

Nada.

Volví a intentar.

Nada todavía.

Repetí la acción.

Definitivamente nada.

Curiosa abrí la puerta, encontrándome con una silueta femenina bailando, esta era la razón, ella llevaba unos audífonos puestos.

Su cuerpo dio un giro inesperado, topándose con mi mirada, sus ojos se agrandaron pareciendo un búho humano.

Repentinamente grito, tuve el impulso de también hacerlo, así que formamos un cantar quebrado.

—¿¡Quien eres!?

—¿Ángela?, supongo que tu prima.

—¿Que?, pero mi mamá nunca dijo que...

Yo Te Esperaré (Joel Pimentel) ⚜Editando⚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora