Capítulo 4

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-No Hermione, no lo soy. 

El pelirrojo que en un principio se encontraba sentado, se levanto, demostrando su enojo. Ninguno entendía lo traicionado que se habia sentido cuando se dio cuenta de que Harry habia puesto su nombre en la copa y a pesar de haberle dicho que le avisara en caso de que haga algo como eso, no le habia dicho una sola palabra, y aun después de todo se atrevía a seguir negandolo.

Había pensado que eran hermanos.

-¿Cómo puede ser que no lo apoyes en un momento como este? - Pregunto Hermione frustrada.

-Él se metió solo en esto, no tengo porque apoyarlo en nada. - Agarro su capa que se encontraba sobre el respaldo del sillón, y camino hacia donde se habia ido Harry al principio. - Y encima ahora andan de novios, increíble. - Escupió aquellas palabras como si le diera asco, caminando rápidamente hacia su dormitorio, sin darle tiempo a la chica de replicar nada.

Hermione bufó molesta, era increíble lo insoportables que podían llegar a ser aquellos dos. Sabía que de todas formas iban a arreglarse, después de todo eran inseparables, solo le daba miedo el tiempo que pudieran tardarse. Decidió alejar cualquier preocupación de su cabeza, y camino hacia el dormitorio de las chicas, tenía que descansar.

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-¿Te gustan, Potter? - Gritó un chico de tez morena que Draconis no conocía, señalando unas insignias que brillaban con letras rojas e iluminaban el oscuro pasillo por donde estaba pasando en ese momento. Pudo distinguir lo que decían al no estar tan lejos: Apoya a Cedric Driggory, ¡El auténtico campeón de Hogwarts! - Y eso no es todo.

El chico apretó la placa que colgaba en su pecho, el mensaje desapareció y fue remplazado por otro: Potter apesta. Draconis hizo una mueca al darse cuenta del objetivo de aquellas placas.

Aquel grupo de chicos, los cuales iban todos con corbata verde, comenzaron a reírse fuertemente, ignorando por completo el rostro desencajado y rojo que tenia Harry.

-Oh que gracioso. - Exclamó  la chica de pelo rizado que se encontraba al lado de Harry. - En serio que es algo muy inteligente.

-¿Queres uno Granger? Te lo puedo regalar con la condición de que no me toques, acabo de bañarme y no quiero ensuciarme, sangre sucia. - Dijo con asco el chico de tez morena. Draconis bufo revoleando los ojos, otro estúpido con ideales de la sangre pura. Camino hasta quedar enfrente de Harry, el cual ya habia sacado su varita y lo apuntaba, quedando cara a cara con el chico. De inmediato todos dejaron de reírse, sorprendidos por la aparición de alguien de Beauxbatons.

-¿Cómo te llamas? - Preguntó Draconis con inocencia. Haciendo que una sonrisa coqueta se instale en la cara del mencionado.

-Zabini, Blaise Zabini. 

-Zabini. - Draconis acerco su dedo hacia la barbilla del chico, delineandolo. -Así que sos un sangre pura puedo suponer.

-Supones bien. - Respondió algo embobado. La chica parecía cautivarlo.

-Patetico. - La sonrisa que en un principio estaba en el rostro de Draconis, desapareció en un segundo, desconcertando a todos. - Por gente como vos todos piensan que los sangre pura somos unos idiotas egocéntricos. - Dio algunas palmadas en el rostro de Blaise. - Te diría que madures, pero se que los chicos como vos nunca lo hacen, es una pena. Realmente me das lastima. - Acomodo el mechón de pelo que se habia caído de su peinado, y se dio la vuelta, caminando nuevamente por el pasillo. 

-¿No sos la menos indicada en defender a los sangre sucia? - Respondió Blaise, haciendo que la chica detuviera su camino. - Después de todo, tus padres son mortífagos.

La rubia de BeauxbatonsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora