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Morty era muy pequeño para entender el por que le sucedía esto, por que cada noche hombres mayores tocaban sus partes íntimas, torturándolo y haciéndole sentir raro, una sensación que nunca sintió. Y no le gustaba, quería liberarse y dejar de despertar cada mañana con millones de hombres que lo mantenían en un sótano, sin alimentación ni mucho menos cuidado de salud.
Cada vez que la situación continuaba, cada noche y a veces durante el día, se preguntaba si había alguien que quisiera sacarlo de ahí. Si alguien de verdad hubiese deseado que él no estuviera ahí, porque lo único que recuerda de su familia es una hermana que nunca le prestó atención más que a su celular y que necesitaba atención de amigos falsos, una madre que iba a trabajar casi todo el día y un padre flojo, que dormía durante los momentos que no tenía nada más que hacer. No creo que eso le demuestre al pequeño algo de afecto, sus esperanzas estaban rotas.
Pero de otra persona recordaba, su nombre empezaba con R y de eso estaba seguro. Su pelo era un desastre y siempre llevaba bata, no recuerda nada más. Nunca se había fijado bien en ese anciano debido a su forma de comportarse, más cuando Morty dormía él venía a molestarlo y diciéndole que tenga una aventura con él, nunca supo a que se refería con "aventura".

Aventura...

Tal vez ir a pasear a algún lado, como comer helado. Maldición, nunca comió helado, pero ha visto a otros niños y niñas comiendo helado en un verano caluroso. Eso le hacía llenar de esperanzas, lástima que algunas veces cada vez que el anciano iba a su cuarto en un estado de borrachera se terminaba desmayando. ¿Y si algún día el viene y lo salva? Ojalá, el pequeño quiere salir de ahí y ser feliz con él, él es su esperanza.

—¡Deja de llorar, maldita escoria!—El señor daba golpes en la puerta del sótano mientras se escuchaban risas y una conversación.


A Million Men; Rickorty [Cancelado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora